lunes, 20 de abril de 2020
«Laberinto de fuga de Maduro», por Ludmila VINOGRADOFF

Por Ludmila VINOGRADOFF, para SudaméricaHoy

Nicolás Maduro se ve cada vez más agotado en la pantalla televisiva. Quizás, porque no se atreve a salir a la calle con la excusa de la cuarentena prolongada. A veces, aparece en directo en la cadena estatal Venezolana (VTV) y otras, en voz off dando el parte de las incidencias del coronavirus.

Venezuela arruinada y destruida se cae a pedazos y lo único que ofrece el régimen chavista para resolver el colapso es represión y más represión, a los que critican su mala gestión. No hay gasolina, ni agua, ni electricidad, ni comida ni medicinas y además, la población está acuartelada en sus viviendas por la cuarentena que va camino de prolongarse dos meses.

Al régimen le conviene tener encerrados a los 30 millones de venezolanos porque no pueden salir para protestar por miedo a contagiarse y por la represión. Aun así, rompen el confinamiento y se lanzan a la calle para buscar alimentos y gasolina en el país con mayores reservas petrolíferas en el mundo.

Si pudiera, Maduro decretaría la cuarentena de manera indefinida mientras decide qué hacer para prolongarse en el poder de cara al ultimátum que le ha dictado la justicia de los Estados Unidos para que se entregue bajo cargos de narcoterrorismo.

En la cartelera de los más buscados por la DEA, el jefe del régimen encabeza el Cártel de los Soles junto a otros 13 miembros de su gabinete ministerial con una recompensa de 15 millones de dólares. Los 4 principales del cártel suman 45 millones, toda una fortuna tentadora para los “caza recompensas”.

Los “wanted” han reforzado su seguridad personal, la de sus familiares y las vías de escape. Por ejemplo el capo Maduro ha aumentado sus anillos de seguridad a más de 6 círculos de cubanos y rusos mercenarios. No duerme una noche en la misma cama, trasladándose de un sitio a otro, siguiendo la costumbre de Fidel Castro. Por eso es que el insomnio, la angustia y el cansancio se le reflejan en el rostro y en la voz cuando a media tarde presenta los reportes del COVID-19 por la televisora estatal.

Los responsables del Cartel los Soles cuentan con un laberinto de túneles para escapar en caso de tener que dejar el poder. En el subsuelo Caracas es un queso gruyere por la construcción de su Metro. Adicionalmente el régimen chavista ha construido nuevos túneles estratégicos para poder escapar ante un golpe o una intervención.

Hay una red de 17 kilómetros de túneles secretos bajo la ciudad cuyas accesos van al Fuerte Tiuna, Ministerio de la Defensa, la Plaza Venezuela, Bello Monte, la base militar de La Carlota, Miraflores, 23 de Enero, entre otros puntos estratégicos, donde el régimen guarda dinero, armas, comida, plantas eléctricas y equipos satelitales para telecomunicaciones, según han revelado varios militares disidentes en portales digitales.

La infraestructura subterránea de Caracas está inspirada en la de los vietnamitas para resistir y  permanecer en su interior por largo tiempo. Hay información de que la custodorían los guerreros del Hizbolá, los guerrilleros colombianos y mercenarios rusos.  Sin embargo, los militares venezolanos y norteamericanos tienen su localización y coordenadas mapeadas por lo que no es tan seguro esconderse en esos túneles.

Pero Maduro, a lo mejor, estudia otras opciones para su eventual fuga como la de negociar un asilo dorado en un país amigo. Este fin de semana afirmó en una radio porteña que le gustaría vivir en Argentina a lo que el ex presidente de Colombia, Andrés Pastrana le ofreció: “yo le regalo el pasaje de avión a Buenos Aires” y otra persona acotó: “pero sin retorno a Caracas”.

Un tanto nostálgico por sus numerosos viajes a Buenos Aires cuando era canciller, el ahora capo de los Soles chavista lanzó la posibilidad de viajar a la Argentina como para seguir los pasos de su amigo Evo Morales.

Lo cierto es que Maduro tiene pocas opciones para decidir: entregarse a la justicia de EEUU, enterrarse en un zulo secreto de Caracas como Sadam Hussein o negociar un exilio dorado donde no le puedan extraditar.