viernes, 5 de junio de 2020
«Cuando no puedes respirar», por Luli DELGADO

Por Luli DELGADO, para SudAméricahoy

Porque un policía te aprisiona el cuello con la rodilla, o cuando el coronavirus se instala en tus pulmones, o cuando sabes que va a haber reducción de personal en tu oficina, o cuando llega el delivery, que en su aparente riqueza puede esconder tu sentencia al contagio, o cuando ya no hallas qué inventar dentro de casa. Maneras y maneras de no poder respirar. ¿Me llamará o ya se olvidó de mí? ¿Qué va a pasar con el comercio después de tanto tiempo cerrado, o ¿cómo te vas a poner al día con el pago de la hipoteca, o la del carro, o la del préstamo del banco?.


¿Cuándo se va a inventar la vacuna mesiánica?, o ¿cómo vamos a superar el descalabro económico que se nos vino encima durante la inactividad, o el desplome de la bolsa y el disparo de la moneda?. ¿Trump está loco?


¿Cuándo volverás a abrazar a los tuyos que están lejos?, o ¿cómo vas a hacer cuando se acaben tus ahorros?.


No hemos subido al Everest, pero es como si el avión en que volamos se hubiera despresurizado sin que descuelgan las máscaras que prometen las azafatas. Te sueltas el cinturón de seguridad a ver si respiras mejor, pero nada.

Es sabido que uno de los reflejos de los estados de angustia es la dificultad de respirar. Nos falta aire hasta para gritar «mamá», que dicen que fue lo último que se le oyó decir a George Floyd con la rodilla del policía en el cuello. Si no hay aire ni para llamar a nuestra madre, que es lo único que se interpone entre nosotros y el dolor, ¿qué vida es ésta a la que hemos estado sometidos todos, quien más quien menos, durante estos últimos meses?.
El futuro nunca nos ha pertenecido, pero sin poder respirar parecería que es menos nuestro que nunca…