sábado, 9 de marzo de 2019
«Venezuela, fundido en negro», por Carmen DE CARLOS

Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

Se vino la noche y la oscuridad se apoderó de Venezuela. No sucedió con el corte de suministro eléctrico más prolongado de su historia, pasó el 2 de febrero de 1999, el día que Hugo Chávez llegó al poder. Aquellas elecciones fueron el principio del fin de un país que fue ejemplo de democracia y libertades en Latinoamérica. Se vino la miseria, la desgracia y el peor de los mundos, cuando el caudillo, en marzo del 2013, dejó a Nicolás Maduro Venezuela como herencia. Se vino la tortura y la muerte, la represión y la falta de alimentos. Las botellas de suero se sustituyeron por envases vacíos de gaseosas, las medicinas desaparecieron y los niños, como en las últimas horas, llegaban al mundo alumbrados por las luces de los teléfonos móviles.

La tierra preñada de bolsas infinitas de petróleo se muere con la complicidad de esa parte del mundo que se dice de izquierdas y se hizo cómplice del suplicio. Hay cansancio al señalar a los responsables, ex presidentas modelo Cristina Fernández y Michelle Bachelet, pudieron hacer algo para evitar la tragedia pero no, prefirieron el silencio o el aplauso. Lo de la última, en la ONU, deja sin palabras.

Venezuela se muere, se está muriendo y todavía hay países que miran para otro lado y prolongan su agonía. El «Mecanismo de Montevideo» es una farsa de la que comulga parte de Europa con la España de Pedro Sánchez. A López Obrador y a Tabaré Vázquez les perseguirán los fantasmas de aquellos a los que denegaron auxilio. La culpa no será menor para los que se dicen políticos, intelectuales y periodistas libres que rieron las gracias del régimen y lo defienden hasta el día hoy.

A Venezuela se le vino la noche y tarda en recuperar la luz. Le cuesta sangre, sudor, lágrimas y mucho esfuerzo pero lo logrará y ese día, el que se irá entre tinieblas, serán el tirano y sus cómplices. Entonces, será un nuevo amanecer. Como volver a nacer.