sábado, 21 de septiembre de 2019
«Venezuela, vivir luchando», por Alex FERGUSSON

Por Alex FERGUSSON, para SudAméricaHoy

El fin del diálogo entre Gobierno y Oposición ha sido anunciado.

Primero, de hecho, cuando el Gobierno se ausentó de la mesa hace unos 40 días. Ahora, de derecho, cuando el Presidente de la Asamblea Nacional (AN) informó el retiro de la oposición.

¿Dónde nos deja eso?

Pues, de vuelta a una lógica de guerra que tiene rumbo de colisión, agravada por la evidencia de un despliegue militar sin precedentes en la frontera con Colombia, un discurso de guerra y una actitud altamente agresiva por parte del gobierno.

 En un artículo anterior señalábamos las distintas fases y procesos por las que se transita en un proceso de construcción de la paz.

Estas son:

FASE 1: GUERRA  antagonismo total sin reconocimiento del “otro” que se resuelve con la aniquilación o rendición total

Proceso transformativo 1. Mediación: propiciar acercamiento/encuentro. Se requiere un tercero de buena fé.

FASE 2. ANTAGONISMO desencuentro por diferencias pero con coexistencia

Proceso transformativo 2. Reconocimiento del “otro”. Aceptación: Se identifican coincidencias  intereses comunes.

FASE 3. CONFLICTO percepción de existencia de situaciones contradictorias/incompatibles pero transformables

Proceso transformativo 3. Encuentro: Se construye confianza y se fortalece voluntad de diálogo con justicia. Se promueve la creación de sintagma (paradigmas compartidos)

FASE 4. COMPETITIVIDAD búsqueda de identidad y espacios propios

Proceso 4. Acuerdos: se establecen criterios para el crecimiento y desarrollo conjunto

FASE 5. COOPERACIÓN disposición a establecer acuerdos

Proceso 5. Equidad: se establecen objetivos, metas y políticas (acciones) para que no haya perdedores o excluidos y el cambio sea vinculante.

FASE 6. CONSTRUCCIÓN de LA PAZ  coexistencia con equidad

Además, para avanzar en los procesos transformativos para la construcción de la Paz  hay algunos requisitos necesarios:

  1. Reconocimiento del otro: significa aceptar que el “otro” existe y que sus ideas y propósitos son legítimos. Es una condición necesaria para pasar del antagonismo al conflicto y conjurar la guerra.
  2. Confianza: significa que debe existir un mínimo (umbral) de confianza sin el cual el diálogo no es posible. La confianza se construye a través de las palabras (el discurso) y las acciones.
  3. Flexibilidad: Se refiere a la capacidad que tienen las partes para aceptar las fallas en las expectativas acerca de algo o alguien.
  4. Tolerancia: Se refiere a la capacidad que tienen las partes para compartir conductualmente con quienes no se está de acuerdo.

Como se ve, con la liquidación del diálogo de Barbados volvemos a encontrarnos en la Fase 1 de GUERRA, donde las partes no se reconocen y con el proceso transformativo de mediación y encuentro cancelado.

Con el componente militar-guerrerista recién incorporado, el futuro inmediato de la paz  luce oscuro, para decir lo menos.

Ahora, en un recrudecimiento de su voluntad autoritaria, el Gobierno nos amenaza con un “Censo de Población y Vivienda”, que estará a cargo de la “Milicia Bolivariana”, de las Comunas, de los Consejos Comunales y de voluntarios de un movimiento político creado por el Presidente para su pasada campaña electoral. Su propósito es identificar las viviendas desocupadas (la mayoría propiedad de los que emigraron) y hacer un registro minucioso de las personas que habitan las que están ocupadas. Puro y simple control de la población al mejor estilo cubano.

Así que solo nos queda prepararnos para una guerra total cuyos componentes principales, hasta ahora y como si no fuera suficiente, habían sido: la destrucción deliberada y sistemática de las bases económicas de la nación, el resquebrajamiento de la estructura social, la disolución de la superestructura política y cultural, con el añadido de la guerra psicológica que condujo a la aparición del “síndrome del quemado” (burnout), en amplios sectores de la población.

Pero no todo está perdido. El terrible impacto de la crisis económica que afecta a más del 80 % de la población está teniendo consecuencias que el gobierno no calcula adecuadamente. A ello deben añadirse los efectos del incremento de las sanciones económicas y de la presión política internacional y, finalmente, la mella que hace la guerra interna, los choques de intereses, en el seno del propio gobierno.

Trabajo y lucha, estudio y lucha, solidaridad y lucha, esperanza y lucha, optimismo y lucha, vivir luchando …. Ese es el camino que nos queda.