sábado, 2 de octubre de 2021
«Venezuela y Guyana, breve historia del conflicto por el Esequibo», por Alex FERGUSSON

Por Alex FERGUSSON, para SudAméricaHoy

Hace dos siglos, en 1821, luego de las guerras de independencia, se constituyó la República de la Gran Colombia de la que Venezuela, junto con Colombia, Ecuador y Panamá formaban parte. La Gran Colombia incluía también un territorio poco conocido: la Guayana Esequiba, el cual limitaba al este con las Guayanas cuyos territorios estaban siendo disputados por las grandes potencias europeas como Reino Unido, Francia y Holanda.

Apenas se constituyó la nueva república, la diplomacia venezolana informó a los británicos que la línea divisoria entre la Gran Colombia y la colonia británica vecina estaba demarcada por el río Esequibo, tal como se correspondía con los territorios españoles de lo que había sido la Capitanía General de Venezuela, antes de la independencia.

La diplomacia británica acepto esa definición fronteriza. No obstante, aprovechando la debilidad militar venezolana luego del desgaste por las guerras de independencia, colonos británicos traspasaron la frontera acordada y ocuparon tierras al oeste del Esequibo.

A pesar de las protestas de las autoridades grancolombianas, el Reino Unido prosiguió su política expansionista en la zona. La muerte de Simón Bolívar en 1830, la disolución de la Gran Colombia al año siguiente y las guerras internas que le siguieron, facilitaron el proceso de expansión.

En 1835, los británicos establecieron unilateralmente la llamadaLínea Schomburgk” como frontera oficial, al oeste del río Esequibo. En las décadas siguientes fueron desplazando esa misma línea más al oeste hasta anexarse, de hecho, 80 mil kilómetros cuadrados a la Guayana Británica, a costa del territorio venezolano. Este fue un hecho tan escandaloso, que hasta los Estados Unidos de Norteamérica se sintieron afectados. Tanto así, que en 1895 el presidente Glover instó a Venezuela y a la Gran Bretaña, a dirimir el conflicto mediante un arbitraje internacional. En efecto, eso ocurrió y concluyó con el conocido Laudo Arbitral de París de 1899, en el cual participaron dos jueces norteamericanos, dos ingleses y uno ruso, pero ningún venezolano.

Venezuela basó su caso en la abundante documentación de su titularidad heredada de la independencia de España. El Reino Unido solo se dedicó a presentar sus exigencias acompañadas de los mapas correspondientes. Los jueces, como era de esperarse, fallaron a favor del Reino Unido y el resultado del Laudo, fue que se le arrebató a Venezuela unos 160 mil kilómetros cuadrados de su legítimo territorio, los cuales conforman la Zona en Reclamación que aparece en nuestros mapas.

No fue sino hasta 1962, sesenta y tres años después, que Venezuela elevó sus protestas ante la ONU por el Laudo de París de 1899, y luego de cuatro años, se llegó al conocido Acuerdo de Ginebra, aún vigente.

Este Acuerdo mantiene el statu quo y los derechos de ocupación del Reino Unido, pero también reconoce los derechos de soberanía venezolanos, por lo que exhorta a las partes a encontrar una solución pacífica y concluyente.

Desde 1966, ya con Guyana como república independiente, las relaciones entre Caracas y Georgetown dejaron el conflicto en un punto latente, sin avances ni retrocesos, y así se mantiene hasta la fecha, pues tampoco hubo mucho interés en el asunto durante el gobierno del comandante Chávez, quizás para no afectar la condición de aliado que Guyana tenía en ese momento.

Mientras tanto, la Guayana Esequiba, con su enorme potencial en recursos naturales renovables y no renovables, incluido el petróleo en sus costas, se fue convirtiendo en el principal proveedor de recursos para la economía guyanesa.

Por cierto, la explotación de los hidrocarburos en las costas de Guyana, durante la última década reactivó las tensiones entre nuestros dos países, pues allí se encuentra el llamado Campo Liza, uno de los más prometedores del continente, que podría contener cerca de 1.400 millones de barriles de crudo de alta calidad.

En 2018, frente a las tensiones existentes, el secretario general de la ONU puso el asunto en las manos de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), aunque con el desacuerdo de Venezuela.

Así que, independientemente de lo que ocurra en la CIJ, el tema seguirá abierto y la tensiones continuarán, quizás por varios años. No solo porque en la actualidad la búsqueda de un acuerdo se lleva a cabo sin el aval de una de las partes, Venezuela, sino porque, además, tendríamos que considerar, dada la crisis económica, social y política por la que atravesamos desde hace ya muchos años, las dificultades operativas, sociales, políticas y culturales que supondría una integración del territorio Esequibo, en el caso en que Venezuela sea favorecida.

Amanecerá y veremos.