La operación puede considerarse impecable: No hubo un solo disparo. A las 06.40 hora local la Marina mexicana lo atrapó en un lugar no precisado del puerto de Mazatlán, en el noroeste del país.

Enrique Peña Nieto estaba pletórico y así lo hizo saber a través de su cuenta de Twitter donde consideró “determinante”  la coordinación de las instituciones de seguridad del Estado mexicano y emitió una felicitación a todas ellas sin hacer alusión a algún papel de Estados Unidos. 

El mundo estaba pendiente de la noticia y más de doscientas periodistas, convocados previamente por la Secretaría de Gobernación, pudieron ver a Guzmán cuando le trasladaban hacia un helicóptero que lo llevaría hasta un penal de máxima seguridad.

Guzmán, de 56 años, caminó un corto trayecto con la cabeza agachada, esposado y fuertemente sujetado por el cuello por los agentes. El capo vestía camisa blanca, pantalón negro y lucía un poblado bigote negro. Su aspecto no coincidía cien por cien con las fotografías de antaño.

La primera información sobre la captura del narcotraficante salió de la usina de EE.UU. que citó fuentes propias pero las autoridades mexicanas se negaron a confirmarlas hasta que peritos de la Procuraduría General de la República (PRG) realizaron una “plena identificación” de Guzmán.

Murillo indicó que el capo estaba «identificado al 100 por ciento”, que fue revisado por los médicos y que en breve sería trasladado a una cárcel que no precisó.

“El Chapo” fue detenido con un lugarteniente tras “una operación trabajada durante varios meses” por las corporaciones de seguridad mexicanas y en la que contaron con la “colaboración muy plena de las agencias de Estados Unidos”, apuntó.

Entre el 13 y el 17 febrero pasado los efectivos de seguridad localizaron “algunos domicilios en los que acostumbraba estar”. La captura se complicó porque estaban conectados con otras casas por un laberinto de de túneles y  el sistema de drenaje.

En una ocasión, las puertas reforzadas de acero en una de las casas donde Guzmán había sido detectado hizo que las fuerzas federales tardaran en abrirla, lo que permitió que el capo escapara.

Después “hubo varios momentos en que pudo ser capturado”, pero “la prudencia” les llevó a evitar la detención en “un lugar donde pudiera ser afectada la ciudadanía”.

Esperaron el momento más adecuado y los agentes de la Marina concretaron la captura con una “enorme eficiencia” y “sin un solo disparo”. “No hubo un solo daño y no hubo ningún perjudicado”, añadió.

La operación ha derivado hasta ahora en la detención de 13 personas y el decomiso de 97 armas largas y 36 cortas, un lanzagranadas, dos lanzacohetes, 47 vehículos -16 de ellos blindados-, 16 casas y cuatro ranchos.

Con la captura del capo, el Gobierno mexicano ya ha arrestado a 75 de los 122 líderes criminales considerados objetivos prioritarios desde que se inició la Administración de Enrique Peña Nieto en diciembre de 2012.

Estados Unidos

Desde Washington, el secretario de Justicia de EE.UU. Eric Holder, dijo que la captura es una victoria para los ciudadanos de ambos países y felicitó a las fuerzas de seguridad mexicanas por su “valentía” en la operación conjunta.

La primera reacción en México llegó de parte del expresidente Felipe Calderón (2006-2012), quien felicitó a la Marina por este “gran golpe”.

El conservador Partido Acción Nacional (PAN), al que pertenece Calderón, consideró la captura “un hecho muy importante en la lucha contra el crimen organizado” y pidió al Gobierno el mismo esfuerzo ante la violencia que prevalece en estados como Michoacán y Guerrero.

Breve historia de «el Chapo»

Guzmán, nacido en 1957, comenzó su carrera criminal en la década de 1980 como lugarteniente de Miguel Ángel Félix-Gallardo, jefe del cártel de Guadalajara, cuya detención en 1989 le llevó a fundar su propia organización en Sinaloa, su estado natal.

En junio de 1991 fue detenido en la capital mexicana, pero logró escapar después de sobornar con 100.000 dólares al entonces jefe de la policía local, para ser capturado otra vez en 1993, pero en Guatemala, país que lo entregó a México.

El 19 de enero de 2001, “El Chapo” se fugó de la prisión de Puente Grande, estado occidental de Jalisco, a bordo de un camión de limpieza gracias a la ayuda prestada por algunos funcionarios del penal. Desde entonces era el criminal más buscado tanto por México como por Estados Unidos.