miércoles, 29 de octubre de 2014
El 47 % de las FARC eran niños de la guerra
Un niño colombiano, junto a  varias guerrilleras de las FARC.

Un niño colombiano, junto a varias guerrilleras de las FARC.

Bogotá. Por Cynthia DE BENITO/Efe/SAH

No son la mitad de puro milagro. El 47 % de los integrantes actuales de la guerrilla de las FARC fueron reclutados de niños. La cifra es el resultado de un informe que busca encender la luz de alarma y «llamar la atención» sobre este tipos de prácticas hechas costumbre. El secuestro de chicos para que empuñen las armas al servicio del movimiento guerrillero más antiguo de América Latina esta considerado el crimen «más grave» de este conflicto armado que tiene el triste honor de haber cumplido medio siglo.

La fuente de información de este minucioso trabajo son los propios desmovilizados de las FARC y documentos oficiales, «cerca de la mitad de los cerca de 8.000 guerrilleros actuales que conforman las FARC entraron al grupo armado cuando eran menores», ilustra  el responsable de la investigación, Luis Andrés Fajardo.

Las conclusiones se recogen en el libro «Reclutamiento de niñas y niños como crimen internacional de las FARC en Colombia», publicado por la Universidad Sergio Arboleda. «Documentos funcionales, los estatutos e incluso otros anexos de las FARC, dan cuenta de que el reclutamiento fue parte, sistemática, de sus prácticas. Especialmente -añade- apuntaban a los que tienen más de 15 años. La guerrilla -recuerda- no reconoce la Convención sobre los Derechos del Niño al haber sido firmada por el Gobierno colombiano».

El equipo estuvo formado por unas 25 personas. Liderado por Fajardo, inició hace 18 meses una intensa búsqueda de información para establecer un patrón que diera respuesta a los grandes interrogantes del fenómeno: «Por qué se produce y qué lo favorece».

Pese a que el reclutamiento fue utilizado también por otras guerrillas como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) o los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el equipo se centró en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por disponer de mayor información y acceso a las fuentes. «El tema del reclutamiento forzado tiene varios actores, pero el que numéricamente ha generado más víctimas y aquel sobre el que hay más información es las FARC», resumió Fajardo.

Al cruzar datos, el equipo obtuvo otras conclusiones como que las zonas donde hay presencia de recursos naturales como la minería ilegal o cultivos ilícitos, presentan mayor reclutamiento o que las FARC prefieren «reclutar» a los niños indígenas. «Los indígenas son muy valorados porque conocen el terreno, se mueven fácilmente en él y aparentemente tienen mayor resistencia a los elementos de la naturaleza, lo que le permite a los soldados de las Farc sacar mayor provecho de estos niños», asegura.

Fajardo se apoya en su estudio para determinar que «todo reclutamiento es forzado» aunque los menores puedan unirse a las FARC voluntariamente.
«La guerrilla aprovecha las situaciones de abandono de parte del Estado y ofrece a los niños un salario para mandar a su familia, pero después no les dejan salir porque se les considera una decepción, les hacen juicio y los matan. Es una trampa, porque un niño no tiene libremente la capacidad de decidir, son coaccionados», aseguró.

Además, afirma que en la actualidad «el reclutamiento forzado se está dando porque los niños, en busca de una oportunidad, se reclutan para luego ser desmovilizados e incluirse en los programas» de ayuda que desarrolla el Estado.

Los datos que nutren el estudio fluyen del registro en el que los desmovilizados cuentan su historia y pretende, según Fajardo, corregir errores observados en el proceso judicial que siguió a la desmovilización de las AUC a mediados de la década pasada, conocido como Justicia y Paz.
«Nos metimos en este tema -recuerda- porque en el proceso de Justicia y Paz han sido prácticamente nulas las sentencias judiciales que se han dado por este delito. Sería terrible que siguiéramos adelante en un proceso de justicia transicional olvidándonos del crimen que para la Corte Penal Internacional ha sido considerado como el más grave de todos».

La complejidad de este fenómeno en Colombia reside en que el proceso de reinserción de quienes sostuvieron por primera vez las armas siendo niños es más difícil por el efecto psicológico de la violencia a una temprana edad.
«Es la transformación de una estructura de valor que les permite identificarse como ciudadanos, respetar la ley o buscar un trabajo. Todo eso cambia cuando ingresan a un grupo armado», subrayó.

El equipo investigador asegura que no buscan una demanda internacional, sino «generar un debate» en Colombia que consiga que el proceso de desmovilización ponga «como foco principal» a los niños y niñas que hicieron y hacen parte de la guerra que se libra en la selva.