domingo, 21 de mayo de 2017
Emigración y Holocausto bajo la lupa de Cannes

Cannes. Por Ernesto PÉREZ

Dos temas de gran actualidad como el drama de los
refugiados y el problema de la alimentación en un mundo aquejado por el
hambre fueron tratados con originalidad de enfoque por los dos films en
concurso de la tercera jornada del 70º. Festival de Cannes, “Jupiter’s
Moon” del húngaro Kornél Mundruczó y “Okja” del sudcoreano Bong Joon
Ho.
En efecto, mientras Mundruczó no teme introducir un elemento fantástico
en la figura del refugiado sirio baleado en la frontera con Hungría que
aprende a volar, Bong se sumerge en una fábula para niños y adultos, con un
inmenso cerdo transgenético, de una ternura infinita a la E.T. que la niña
que ha crecido con él trata de salvar del matadero, enfrentándose con una
gran compañía alimenticia.
Ambos films están acomunados además por un gran sentido del
espectáculo, reflejando la actual política del festival de privilegiar un
cine de autor que sea a la vez comercial y popular.
En la frontera entre Hungría y Serbia, la única blindada erigida por un
país de la Unión Europea, un puñado de refugiados sirios es interceptado
por la policía y uno de ellos, el joven Aryan, es herido de muerte pero las
balas le han dejado un superpoder, el de levitar a voluntad.
Descubierto por un médico del campo de refugiados que piensa utilizar
para sus propios fines este superpoder, Aryan no dejará de buscar a su padre,
perdido al tratar de cruzar la frontera.
Bajo un disfraz fantacientífico, repleto de escenas de gran espectáculo
como una emocionante persecución automovilística por las calles de una gran
ciudad, Mundruczó traza un retrato fidedigno de esa verdadera cacería humana
en la que se ha convertido en gran parte de Europa, y especialmente en
Hungría, el tratamiento del problema de los refugiados.
Esta es la quinta vez que Mundruczó, director de cine y teatro y creador
de instalaciones, presenta un film en primicia mundial en Cannes, donde ganó
un premio FIPRESCI en 2010 por “Tender son” y el de Una cierta mirada en
2014 por “White God” pero este “Jupiter’s Moon” lo candidatea con
fuerza para una recompensa más importante.
Bong ha estado varias veces en Cannes pero “Okja” es su debut en el
concurso oficial, llevado de la mano de Netflix que vuelve a conquistar un
espacio en la competición de Cannes pero que ya ha levantado una nube de
polémicas por la negativa de la compañía a estrenar su producto en cine o
por lo menos a cumplir la exigencia francesa de dejar pasar un largo período
entre un estreno comercial y su difusión en TV.
El mismo presidente del jurado, Pedro Almodóvar, dio a entender al
principio del festival que no premiará ningún film de una compañía que no
respete tal regla (Netflix tiene dos películas en concurso y Amazon una) y
hasta Cannes mismo ha tenido que ordenar que desde el año que viene no será
admitido a concurso ningún film que no cuente con una distribución comercial
en Francia.
Pero con o sin premio “Okja” se revela como un film de gran
entretenimiento y con un personaje como el enorme Ojka (que dicho sea de paso
es una hembra) más grande aun que un hipopótamo pero con los ojos más
tiernos que haya tenido el cine desde los tiempos de “E.T.”.
Todo en “Okja” es grande y desproporcionado, desde la gustosa
sobreactuación de Tilda Swinton en el doble papel de la despiadada dueña de
una multinacional, especializada en engañar al pobre consumidor, y de su
gemela, aún más despiadada que ella, y la de Jake Gyllenhaal, en la de un
popular animalista televisivo, hasta la excelencia de los efectos especiales.

Lo más humano del film es, en realidad, la historia de Okja y de su dueña
Mija (An Seo Hyun) que luchará durante las dos horas de film para
recuperarla, corriendo desde las altas montañas coreanas hasta el centro de
Seúl y de allí a Nueva York.
El mensaje del film está explicitado en una de las escenas finales del
film, cuando una pareja de supercerdos que está yendo al matadero confía a
Mija su hijito de pocos meses, y se despide de él con un bramido coreado por
los demás mamíferos, referencia más que explícita al drama del Holocausto.