Pedro Antonio Marín, alias «Tirofijo» y al fondo Raúl Reyes, ambos líderes muertos

Por Stella MONTORO, para SudaméricaHoy Nacieron el 27 de mayo de 1964 en Marquetalia, región del Tolima. Un grupo de hombres armados, entre ellos Pedro Antonio Marín, alias «Tirofijo», intentó frenar una ofensiva del Ejército que tenía como objetivo eliminar a la comunidad campesina. Ese día y ese acto se consideran el bautismo de las Farc, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la guerrilla más antigua de América. Cumplen 50 años, medio siglo de sangrienta existencia. Miles de secuestros, asesinatos, atentados, captación de niños y narcotráfico, marcan una organización que, en origen, logró despertar el sueño de justicia social entre los más desfavorecidos. La historia de las Farc tiene de todo y -al final- poco o nada bueno. Una de éstas cosas es el cese del fuego unilateral con motivo de las elecciones presidenciales colombianas, un decisión que se enmarca en las negociaciones de paz que se celebran en La Habana y cuyo futuro depende del próximo presidente de Colombia. Este cese el fuego electoral fue declarado por las FARC de forma conjunta con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Se inició el pasado 20 de mayo y si las dos guerrillas no deciden prolongarlo hasta después de la segunda vuelta, que se celebrará el 15 de junio, terminará el miércoles. La violencia en Colombia de los últimos 50 años deja un saldo de más de doscientas mil muertes y unos 25.000 desaparecidos. El jefe máximo de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias «Timochenko», aprovechó el «cumpleaños» de las Farc para declarar que la oligarquía colombiana quiere una «entrega humillante» de esa guerrilla en los diálogos de paz que se celebran en La Habana. En un mensaje de vídeo grabado el jefe guerrillero añadió que la clase dominante del país exige con «arrogancia» su «rendición», pero aseguró que ese grupo no fue a la mesa de diálogo en Cuba a negociar porque esté vencido en el campo militar. «Sabemos bien que lo único que espera la oligarquía de nosotros es una entrega humillante», asegura «Timochenko», y advierte, «pero en la mesa somos dos partes y las aspiraciones nuestras son por completo diferentes», según el vídeo grabado en un lugar selvático y colgado en Internet. Las FARC reivindican «cincuenta años de lucha incorruptible y -añaden-cumpliremos los que sean necesario si la oligarquía insiste de nuevo en impedir la paz», aseguró. Los comicios del domingo transcurrieron por primera vez en décadas sin actividad guerrillera, lo que llevó al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, a calificarla como una jornada «similar a la de cualquier nación en paz». Exceso de optimismo sin duda pero lo cierto es que el escenario resultó insólito. El paréntesis es bien recibido en Colombia. Otra cosa es el curso de las negociaciones de paz. La sociedad se divide entre los que exigen que se aplique justicia (universal) para los guerrilleros/terroristas que han cometido de forma sistemática delitos de lesa humanidad y aquellos que, de un modo u otro, prefieren pasar página aunque sea a costa de la impunidad. La última palabra está en Cuba donde, un día como hoy, los líderes de las Farc soplarán las velas por su 50 cumpleaños, aunque Colombia no tenga nada que festejar. Las cuentas de las Farc 50 años más tarde Las Farc vistas con ojos de franceses hace diez años Las FARC, una mirada amable Timoleón en el50 aniversario de las Farc Collar bomba, la pelicula que narra lo que hacía las Farc