sábado, 26 de septiembre de 2015
Literatura peruana, cinco siglos de identidades en 47 lenguas
Casa de la Literatura peruana. Efe

Casa de la Literatura peruana. Efe

Lima. Por Fernando GIMEO/Efe 

Desde el Inca Garcilaso hasta el nobel Mario Vargas Llosa, las letras peruanas abarcan casi cinco siglos de producción que la exposición «Intensidad y altura de la literatura peruana» recoge en torno a la identidad y la diversidad cultural de un territorio donde se habla y escribe en 47 lenguas.
Se trata de la segunda muestra permanente en la historia de la Casa de la Literatura Peruana y se inaugura hoy con un título que alude al poema «Intensidad y altura» de César Vallejo, el poeta peruano más célebre y reconocido, recordó la curadora de la exposición, Diana Amaya.
En las dependencias de la antigua estación de tren de Desamparados de Lima, la exposición reordena miles de páginas y obras desde 1532 al 2000 en torno a cuatro temas centrales, denominados nudos o «quipus», en referencia a los cordeles anudados que los antiguos peruanos utilizaban con fines mnemotécnicos.

Casa de la Literatura Peruana en Lima. Efe

Casa de la Literatura Peruana en Lima. Efe

«Es una exposición que revalúa y propone nuevas miradas a la literatura peruana. La mirada lineal y cronológica no permitía enfocarse en ciertos matices para entender algunas obras. Preferimos centrarnos en nudos temáticos en los que confluyeran distintas épocas y desataran ideas», explicó Amaya.
En esos nudos están los autores peruanos más trascendentales como Mario Vargas Llosa, César Vallejo, Alfredo Bryce Echenique, Julio Ramón Ribeyro, Sebastián Salazar Bondy, Garcilaso de la Vega, José Carlos Mariátegui, Ciro Alegría, César Moro, Martín Adán, José María Eguren, Blanca Varela y Carlos Germán Belli, entre otros.
El principal nudo de la muestra es «Urdimbres y sutilezas», que refleja el constante intercambio de las identidades peruanas y ensalza la figura del autor indigenista José María Arguedas, nacido en la región andina de Apurímac, como precursor de una identidad plural que reflejó en una de sus obras más importantes: «Todas las sangres».
«Y el Perú, ¿qué? Todas las naturalezas del mundo en su territorio, casi todas las clases de hombres», escribió Arguedas en su «Último diario», reflexión que ocupa el centro de un gran mural del artista Josué Sánchez, atractivo para los visitantes por su colorido y multitud de pequeños detalles.
Esa diversidad de cosmovisiones queda plasmada en una particular torre de Babel peruana que recoge los 47 idiomas que se hablan en Perú, como el castellano, quechua, aimara, asháninka, bora, shawi, harakmbut, achuar, awajún, shipibo-konibo y kakataibo, entre otros.

Casa de la Literatura Peruana en Lima. Efe

Casa de la Literatura Peruana en Lima. Efe

Al ingresar a ese espacio se escucha fragmentos literarios en esas lenguas, como una décima declamada por el músico afroperuano Nicómedes Santa Cruz.
Antes de la irrupción de Arguedas, la sección «Des-encuentros» aborda el debate de identidad que provocó la conquista española y que conllevó el paso de la tradición oral a la escritura para las culturas prehispánicas.
«Ese es el trasfondo de la exposición: buscar cómo nuestra literatura ha desarrollado distintas formas de relacionarnos y de construir identidades a través de distintos temas, pero reforzando y construyendo una visión particular de nuestra cultura y sociedad», añadió Amaya.
La tercera etapa de la muestra se centra en la ciudad y especialmente en Lima, donde autores como Vargas Llosa, Ribeyro y Bryce Echenique «se preocupan por encontrar en la urbe una fuente de personajes, situaciones y contextos para narrar y desatar sentido sobre la metrópoli», según la curadora.
La última sección está dedicada a la poesía bajo el nombre de «El poema es mi cuerpo» con una selección de obras de los poetas más destacados, entre ellos Vallejo, en su preocupación por explorar el lenguaje poético y la noción de cuerpo como un elemento mediante el que construir subjetividad.
«Nuestro objetivo es que los visitantes, la mayoría escolares, puedan observar ese dinamismo de nuestra literatura. Ver cómo un tema o una preocupación puede persistir por varios siglos y en distintos géneros literarios», concluyó Amaya.