jueves, 17 de julio de 2014
Plantas orgánicas, el último cartucho para combatir el cambio climático en Colombia
 Campesinos en Santa Elena en la localidad del mismo nombre en el departamento de Antioquia. Foto. Luis Eduardo NORIEGA

Campesinos en Santa Elena en la localidad del mismo nombre en el departamento de Antioquia. Foto. Luis Eduardo NORIEGA

Santa Elena. Por Esther REBOLLO/Efe/SAH

Con tecnología de punta y bajo la necesidad de preservar el medioambiente y la salud de los consumidores, Colombia apuesta por una industria de cultivos orgánicos encaminada a combatir el cambio climático y abastecer de hierbas aromáticas gourmet el mercado internacional.
Uno de esos proyectos está en la localidad antioqueña de Santa Elena, a 17 kilómetros de la ciudad de Medellín, donde los hermanos Carlos y Jairo Fernando Niño, médico y medioambientalista respectivamente, comenzaron hace diez años una aventura hoy convertida en empresa de alto impacto y potencial de crecimiento.
En Cultivares Santa Elena, el predio de siete hectáreas que da nombre a la empresa de los hermanos Niño, crecen estragón ruso y francés, romero, tomillo, laurel y cebollín, hierbas aromáticas orgánicas para el mercado culinario estadounidense que pronto llegarán a las cocinas más selectas de Europa y Canadá.
La empresa nació en 2004 cuando Carlos y Jairo Fernando confirmaron que esa finca, a 2.600 metros sobre el nivel del mar, tenía las condiciones óptimas para iniciar la producción orgánica: suelos y fuentes hídricas de calidad en medio de una reserva forestal, sin cultivos aledaños que aportaran contaminación.

El médico Carlos Niño en la plantación de Santa Elena. Foto Luis Eduardo NORIEGA

El médico Carlos Niño en la plantación de Santa Elena. Foto Luis Eduardo NORIEGA

«Si lo hubiéramos hecho con un modelo convencional, con agroquímicos, nuestros suelos se iban a deteriorar y las aguas a contaminar, la fauna iba a desaparecer. En ese momento tomamos la decisión de ser productores orgánicos y no generar impacto negativo en la salud de las personas ni en la naturaleza», asegura Jairo Fernando.
Tras hacer frente a los efectos adversos del cambio climático, por ser Colombia uno de los países más afectados, perder gran parte de la producción, investigar y aprender, Cultivares Santa Elena es hoy una empresa consolidada que solo espera obtener, en agosto, la certificación internacional que le permitirá exportar sin intermediarios y conquistar nuevos mercados.
«Este predio ha tenido en los dos últimos años un promedio en ventas de 92 millones de pesos anuales (49.000 dólares); para finales de este año podemos estar en 140 millones (74.400 dólares)», destacó Jairo Fernando, jefe de producción de la compañía.
En diciembre próximo, según el ambientalista, «se podría estabilizar una oferta de 2.000 libras de nuestras hierbas en el mercado internacional», eso, agregó, supondrá ventas «de entre 32.000 y 40.000 dólares mensuales», lo que significará un gran salto.
Y es que a esa fecha se producirá un «punto de corte», porque dispondrán de tecnología de precisión, cuya compra la están negociando en España y por la que a través de un software que mide variables podrán conocer, en tiempo real, si los cultivos necesitan nutrientes, radiación o agua.
«La adaptación de la tecnología nos va a permitir pasar a otro nivel de productividad», auguró Jairo Fernando, al remarcar que entonces ya tendrán la certificación de Ecocert, empresa europea que avala la producción orgánica para la exportación.
«Nuestros productos han llegado básicamente a Estados Unidos, pero el canal de distribución ha sido a través de terceros, empresas que exportan con su nombre propio, no con el nuestro», observa Carlos Niño, el gerente de Cultivares Santa Elena.

Fernando Niño, cofundador de Cultivares Santa Elena. Foto. Luis Eduardo NORIEGA

Fernando Niño, cofundador de Cultivares Santa Elena. Foto. Luis Eduardo NORIEGA

Una vez consolidado el negocio y lograda la certificación, el objetivo es «aprovechar los Tratados de Libre Comercio y clientes adquiridos en distintas ferias de negocio internacionales. Nuestro target es Canadá, Estados Unidos y Europa. Vamos para allá», puntualizó el gerente.
Para llegar a eso, Cultivares Santa Elena ha recibido en los últimos años el acompañamiento de la Universidad Nacional de Colombia y de la Universidad de Antioquia, en términos de investigación, pero el apoyo del Parque del Emprendimiento de Medellín ha sido clave para la conformación del negocio y obtener fondos para financiarlo.
Esta entidad, de la Alcaldía de Medellín y la Universidad de Antioquia, les ha aportado «la visión como empresarios», asesoría en la constitución de la compañía y fondos para participar en ferias internacionales; pero también recursos para el costoso proceso de certificación, reiteró Carlos Niño.
Hoy de los 60 productores de hierbas culinarias que hay en el departamento de Antioquia, uno de los más activos en el sector, Cultivares Santa Elena es junto con otro predio el único que tiene la etiqueta «orgánicos».
En Colombia hay alrededor de 70 hectáreas de cultivos orgánicos de alimentos y la mayoría están concentradas en la Sabana de Bogotá.
«Convertirnos en productores orgánicos es de alguna manera regresar al pasado, pero de forma más clara, metodológica, es la mejor opción frente al reto del cambio climático», apuntó Jairo Fernando.
Palabras que complementó su hermano: «la producción de plantas gourmet va acompañada de investigación, además de ofrecer plantas y aceites esenciales, vamos a producir moléculas que el mercado necesita para la producción de medicinas y productos de belleza. El negocio no va solo encaminado a la alimentación sino a la innovación».

Trabajadores de Cultivares Santa Elena. Foto. Luis Eduardo NORIEGA

Trabajadores de Cultivares Santa Elena. Foto. Luis Eduardo NORIEGA