martes, 12 de febrero de 2019
Brasil, el elegido del Festival de Berlín

Por Ernesto PÉREZ, para SudAméricaHoy

El cine brasileño es este año el verdadero protagonista
latinoamericano del 69o. Festival de Berlín con ocho films en las distintas reseñas, incluyendo el único del subcontinente del concurso oficial, “Marighella” de Wagner Moura que clausura la manifestación el 16 de febrero pero fuera de concurso.


  Pero no solo en el número es apreciable la presencia brasileña: lo es
también por la variedad y la calidad de las propuestas que van del documental al relato autobiográfico y a la película de ficción.
  Al promediar la manifestación dos films se han distinguido especialmente:
“A rosa azul de Novalis” de Gustavo Vinagre y Rodrigo Carneiro, relato
autobiográfico en primera persona de Marcelo Diorio en el que este se desnuda completamente ante la cámara, incluso físicamente, condimentando con humor vivencia y filosofía de vida y “Estou me guardando para quando o carnaval chegar” de Marcelo Gomes.
  “La rosa azul de Novalis” es el retrato de una verdadera personalidad,
un homosexual de media edad (confiesa 38 años ante la cámara), que vive más de libros que de sexo
, identificándose con el personaje central de la novela inconclusa del poeta romántico alemán Novalis “Heinrich von Ofterdingen” que busca obsesivamente una rosa azul.


    También el protagonista busca algo que se le escapa y que trata de
sustituir con el sexo y la lectura
y mérito de los directores no es solo
haber encontrado un personaje capaz de atraer sin descanso la atención del espectador durante 70 minutos sino también de haber sabido recrear
escénicamente algunos de los recuerdos de Marcelo Diorio.
  Marcelo Gomes es un veterano documentalista que decide volver a su nordeste brasileño natal para filmar una extraña ciudad de 40 mil habitantes, Agreste, dedicada enteramente y durante casi todo el año a confeccionar bluejeans para el mercado mundial.
  Solo un acontecimiento los distrae: el carnaval, donde los atareados
habitantes abandonan las fábricas, sus casas y hasta las veredas de la ciudad para dedicarse alma y vida al carnaval.
  Gomes no es un documentalista objetivo, es más bien un espectador curioso que registra un fenómeno humano, describiendo en todos sus detalles la ferviente actividad de este hormiguero de gente que de la mañana al alba y hasta bien entrada la noche, corta, cose y tajea pantalones vaqueros para todo el mundo.