domingo, 24 de marzo de 2019
Las empresas, el nuevo objetivo de maduro

Por Ludmila VINOGRADOFF

El régimen de Nicolás Maduro ha pasado de ser insostenible a insoportable mientras el tirano se aferra al poder.

La “tierra de gracia” con la que Cristóbal Colón llamó a Venezuela cuando la descubrió, hace más de cinco siglos, ahora se ha convertido en una “tierra arrasada” por obra de la fuerza destructiva del maduro-chavismo.

El país es irreconocible donde se le mire 20 años después que comenzara la era chavista bajo el signo del socialismo del siglo XXI. No hay un solo rincón que no haya escapado de su efecto corrosivo. Todo está en ruinas como si le hubiera caído una bomba solo mata gente.

Su principal industria petrolera estatal, un orgullo que forjaron, gota a gota, los talentosos trabajadores de Pdvsa, nacionalizada por Carlos Andrés Pérez, ha caído de 3 millones a 1 millón de barriles diarios. Y sigue en picada de manera acelerada.

Las empresas básicas de Guayana, estado Bolívar, al sur de Venezuela, otro orgullo del desarrollo pujante que levantaron los anteriores gobiernos de la democracia, ahora son un cementerio industrial de las grandes corporaciones estatales, que dan ganas de llorar.

Las puertas de las gigantescas empresas estatales han cerrado por efectos de la desinversión y la corrupción. El apagón de Corpoelec, hija de Edelca, ha terminado de extinguir a la siderúrgica, Sidor, las empresas de Bauxilum, Alcasa, Venalum, la procesadora de oro Minerven, Ferrominera, entre otras.

Y si contamos la devastación sufrida por las empresas privadas la cuenta es mucho más larga pero tan importante como la del sector público. El apagón de más de 100 horas está pasando factura y ha puesto contra las cuerdas a los pequeños y medianos empresarios que muy pocos podrán resistir los embates y levantar cabeza de nuevo.

Más de 500 tiendas y comercios fueron saqueados y arrasados en Maracaibo, capital del estado petrolero del Zulia. Otras ciudades como Barquisimeto, Barcelona, Barinas, Maturín y Puerto La Cruz también sufrieron los ataques de los saqueadores y los “colectivos” armados bajo la mirada complaciente de los militares.

Pero aquí no termina el inventario de las siete plagas bíblicas. El sistema eléctrico nacional “va a seguir fallando con nuevos apagones”, asegura el ex gobernador de Bolívar, Andrés Velásquez, porque el régimen de Maduro no tiene recursos ni personal capacitado para resolver el problema de Corpoelec, “es el resultado de la corrupción por la falta de mantenimiento y desinversión porque todo el dinero se lo han robado”.

A la quiebra económica del tejido empresarial e industrial nacional se suma la ruina del sistema sanitario primario y hospitalario, el educativo y el transporte público por la crónica escasez de alimentos y medicinas.  

Para recuperar a Venezuela se necesitan 80.000 millones de dólares entre auxilio financiero y donaciones, equivalentes a unos tres o cuatro planes Marshall que ayudaron a reconstruir toda Europa después de la Segunda Guerra Mundial, afirma Ricardo Haussman, el representante del nuevo gobierno interino, Juan Guaidó,  de Venezuela, ante el Banco Interamericano de Desarrollo.