lunes, 9 de septiembre de 2019
«Impunidad y justicia», por Carmen DE CARLOS

Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

La Justicia es el pilar de toda democracia. Sin ella, el resto, finalmente, no existe. El Poder Judicial es el que garantiza que se respeta la Constitución, las leyes y los derechos y libertades de todos los ciudadanos. En su mano, también está la condena y reclusión de los delincuentes, sean estos ladronzuelos de poca monta, golpistas o bandas criminales organizadas desde dentro o fuera del Estado.

Argentina se encuentra en un momento donde la Justicia, una vez más, está a prueba. Las elecciones del 27 de octubre tienen como favorita a la dupla de Alberto y Cristina Fernández. La ex presidenta arrastra una docena de causas vinculadas a la corrupción, durante su doble gestión (2007-2015), por medio de su asalto a las arcas del estado mediante los atajos consabidos. En su organización incluyó, sin pudor, a su hija Florencia cuando ya estaba siendo investigada por el juez  federal Claudio Bonadío. Desde que las primarias de agosto arrojaron esa victoria atronadora para los Fernández,  la viuda de Néstor Kirchner recupera el aliento que viene a ser lo mismo que la sensación de impunidad.

No se equivoca la madre de Máximo Kirchner. La actual senadora evita la prisión gracias a sus fueros pero, de concretarse la Presidencia de su compañero de fórmula, sabe que bastará una palabra suya para frenar los procesos. O lo que en realidad sería más conveniente para ella, impulsarlos para absolverla o en su defecto, si resultara condenada, beneficiarse de un indulto. Todas las posibilidades están abiertas y difícilmente Alberto Fernández, rodeado en el Congreso de los muchachos de La Cámpora, podría resistirse.

Los que creen en él y le atribuyen fortaleza, independencia y decisión, advierten que ya se reunió con quien tiene que reunirse en la Corte Suprema. Dicho de otro modo, que pactó y amenazará a su vicepresidenta con terminar a la sombra si no le dejan gobernar como él quiere. La tendrá agarrada por donde más duele, la libertad. Será, dicen, cuestión de justicia.