viernes, 3 de noviembre de 2017
Amado Boudou, la caída del rockero «nac & pop» del kirchnerismo


Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

Cantaba con el grupo «La mancha de Rolando«, usaba camperas de cuero negro, le chupaba las medias (adulaba) a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández. Le nombraron ministro de Economía primero y vicepresidente de la viuda de Kirchner más tarde. Es Amado Boudou, el seductor, el que llegó a negarle al juez Claudio Bonadío que alguna vez estuviera casado cuando éste tenía en sus manos la prueba legal que demostraba lo contrario. Es el mismo hombre que, nunca visto en el planeta, logró apropiarse de la fábrica de imprimir dinero en Argentina. Es, en resumen, el último detenido del clan de los gobiernos «K».

No eran las siete de la mañana cuando a Boudou, de 55 años, le sobresaltó el timbre de la puerta de su apartamento de Puerto Madero, el barrio emblema del kirchnerismo. En camiseta oscura y con pantalón largo de deporte, abrió la puerta. El secretario del Juzgado Federal de Ariel Lijo le esperaba, en compañía de miembros de Gendarmería, con la orden de detención por corrupto, por enriquecerse de forma ilícita y formar una asociación con, entre otros, su ex novia, Agustina kampfer y su amigo y presunto testaferro, José María Núñez Carmona (todos son presuntos criminales mientras no haya sentencia). Somnoliento todavía, con su actual novia (embarazada de mellizos) y la madre de ésta bajo el mismo techo, escuchó y entendió el mensaje de su detención. También, que el juez está convencido de que su delito fue continuado desde hace años y no puede explicar su patrimonio ni su tren (a toda máquina) de vida.

El círculo verde señala la figura de Cristina Fernández de Kirchner sobre la repisa de la libreria

Las imágenes del ex número dos del Gobierno, el mismo que logró llevarse por delante a un procurador general histórico como Esteban Righi (en 2012), cuando estallaron los escándalos, son tremendas. Al observar con detalle, se aprecia en una de las estanterías de la librería del salón una muñequita de Cristina Fernández. La escena, sino es patética se le parece mucho.

El primer vicepresidente de la historia de Argentina procesado cuando se encontraba en ejercicio del cargo, se muestra despeinado, descalzo y aturdido. Igualito que buena parte de la justicia durante los últimos años. Pero, ahora, tanto una como el otro, despertaron de un sueño que fue la gran pesadilla de los argentinos.