lunes, 21 de junio de 2021
«Argentina, contexto político», por Roberto STARKE/Kike BORBA

CONTEXTO POLÍTICO

Por Roberto STARKE / Kike Borba (STARKELABS)

En medio de un clima social muy negativo, Cristina Fernández de Kirchner (CFK) retomó su protagonismo en la escena política dejando, una vez más, en un segundo plano al presidente Alberto Fernández (AF), cuyos reiterados errores de comunicación lo debilitaron frente a sus aliados e inquietaron a la vicepresidenta.

Las encuestas de opinión comienzan a mostrar que el Gobierno está retrocediendo incluso en la Provincia de Buenos Aires. Según la encuestadora Circuitos, 77,4% de los bonaerenses consideran la situación económica mala (23%), muy mala (35,3%) y regular (19%). Mientras el 52,8% piensa que va a empeorar en los próximos meses. Pero esta no fue la única encuesta que mostró resultados pesimistas. Muchas de las encuestadoras “amigas” del gobierno muestran números parecidos.

CFK decidió tomar la iniciativa y ponerse al frente de la ya lanzada campaña electoral. Por un lado, decidió fortalecer su frente interno con una ofensiva sobre el sistema de salud, creando la expectativa de una reestructuración y hasta de una posible estatización. Asimismo, comenzó a delinear un plan de recuperación salarial para que sus efectos comiencen a notarse en el segundo semestre del año. La idea del Gobierno es llegar a las elecciones de noviembre con un nivel de consumo lo suficientemente fortalecido que le haga dudar a los sectores medios de votar a la oposición.

El deterioro del clima social motivó que se abrieran las escuelas en la Provincia de Buenos Aires, con la excusa de que el virus está en retroceso. Pero fueron determinantes los reclamos, no sólo de sectores medios, sino fundamentalmente de sectores sociales bajos que exigían volver a clases presenciales porque no podían sostener más la situación de tener a los niños en sus casas.

El de las vacunas sigue siendo un tema clave que no deja de causar problemas al Gobierno. Aunque la distribución mejoró sensiblemente, se mantienen los ruidos en torno al affaire de la vacuna Pfizer. A este clima negativo se sumó la versión de que la llegada de la segunda dosis de la Sputnik V se demoraría en el tiempo, situación que causa angustia en varios segmentos sociales.

En este contexto, para el Gobierno resulta fundamental dar la sensación a la sociedad de que se puede reactivar la economía. Apuesta a un aumento del consumo a partir de la recuperación salarial derivada de las negociaciones paritarias.

El 40% de aumento otorgado por CFK y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, a los empleados del Congreso y a los mismos legisladores, así como el 43% en algunos otros organismos públicos como el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI), dieron luz verde para que se negocien las paritarias en porcentajes de aumento mayores.

La ayuda social es otro elemento fundamental. Por eso el Gobierno decidió ampliar la llamada tarjeta “Alimentar”, reforzar las jubilaciones mínimas y, fundamentalmente, especular con que el pago del aguinaldo pueda reactivar el consumo de la mayor parte de los argentinos.

Los retoques en las tarifas serán mínimos. Tampoco se permitió el aumento en las cuotas de la denominada “medicina prepaga” privada, lo que motivó una fuerte reacción de los empresarios del sector conducido por Claudio Belocopitt, actual presidente de la Unión Argentina de Salud (UAS). Belocopitt hizo un discurso agresivo y crítico, acusando al gobierno de querer ahogar al sector privado y luego estatizarlo. El gobierno es vio obligado a desmentirlo, pero quedó la sensación de que grupos oficialistas cercanos a Axel Kiciloff en el Ministerio de Salud provincial alientan estos fines.

En este escenario, también fueron postergadas las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta después de las elecciones.

El Gobierno proyecta volcar al mercado 50.000 millones de pesos para el mes de noviembre, cuando se realicen las elecciones. Planifica que en julio ya habrá en la economía 8.000 millones que se inyectarán a los sectores medios por las devoluciones derivadas del cambio en el Impuestos a las Ganancias. Se espera que esto mejore el poder adquisitivo y revitalice el mercado interno.

En cuanto a los efectos sobre los precios de este plan, un miembro del equipo económico muy cercano al ultrakirchnerista Instituto Patria sostuvo que “después nos ocuparemos de la inflación. Estamos acostumbrados a convivir con este fenómeno. Mientras tanto, esta es la única forma en que podemos lograr un buen resultado electoral en noviembre” .

El mismo referente confirmó que hay voluntad de acordar con el FMI, pero nunca en los términos del ministro de Economía, Martín Guzmán. Precisó que “tiene que haber un replanteo sobre las sobretasas y los plazos. Primero, nos tienen que dejar recuperar y después vemos”.

Todo esto afecta sensiblemente a AF y, particularmente, a Guzmán. El ministro está tratando de hacer algún equilibrio entre los reclamos del sector kirchnerista y las presiones de los sectores financieros internacionales.

El Fondo ya descartó una negociación en el corto plazo, pero ahora temen por el resultado de las elecciones y que el escenario posterior vuelva a motivar al Gobierno a postergar la decisión de llegar a un acuerdo.

Guzmán insiste en que después de noviembre se va a lograr un acuerdo y que lo único que necesita ahora es que los directivos del FMI convenzan a sus pares del Club de París para lograr el perdón o waiver que le permitirá al país postergar el pago que se debía haber hecho hace dos semanas.

El Tesoro de los Estados Unidos se ocupó claramente de reclamar un plan económico sólido como condición para apoyar a la Argentina frente al organismo internacional. En un primer momento, el Gobierno lo consideró un gesto de apoyo a Guzmán. Sin embargo, en los sectores financieros internacionales alentaban la versión contraria.

Guzmán se reunió con el sector empresario en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICYP). Intentó justificar su programa económico y defendió su programa fiscal frente a un destacado núcleo de empresarios. Admitió que está sufriendo presiones por parte de la coalición política, pero dio a entender que no hay espacio para otro programa. Esto causó una profunda decepción en el sector empresario, que concluyó que Guzmán está muy limitado en sus funciones y que su debilidad ya dejó de ser coyuntural para transformarse en estructural.

La vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, fue quien le contestó al Tesoro de los Estados Unidos. Dijo que el Gobierno tiene un plan económico que sostiene el estímulo a las exportaciones y, fundamentalmente, pone énfasis en la sustitución de importaciones. “Cuando dicen que no hay un plan económico es porque no es el plan que ellos quieren”, concluyó. Esto terminó confirmando que la declaración del Tesoro fue una advertencia.

En los Estados Unidos, el Gobierno está siendo representado por Massa, como hemos apuntado en reportes anteriores, dado que tiene una relación fluida con sectores financieros y políticos norteamericanos. Y sin duda se ha convertido en un interlocutor válido. En sus contactos, Massa habló sobre las relaciones hemisféricas y regionales, y se refirió a Venezuela. También tuvo que hacer equilibrios dialécticos para justificar el voto neutral, o casi de apoyo, al régimen nicaragüense por los arrestos y la persecución a la oposición. En síntesis: intentó llevar calma a los dirigentes norteamericanos sobre las intenciones del gobierno.

Massa también se está ocupando de las vacunas, y quizás logre el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), presidido por Mauricio Claver- Carone, un hombre postulado para ese cargo por el ex presidente de los Estados Unidos, y que hasta hace poco tiempo tenía una relación conflictiva con el gobierno argentino.

El BID estaría dispuesto, a través de un seguro, a apoyar un acuerdo con el laboratorio Pfizer y, por lo tanto, la Argentina podría comenzar a recibir esas vacunas. Para el Gobierno, esto sería una cuota de oxígeno importante.

La región le preocupa mucho a los Estados Unidos y considera que la Argentina, pese a su dialéctica favoreciendo a regímenes de izquierda en Latinoamérica, sigue siendo un interlocutor válido para la administración de Joe Biden.

Estados Unidos observa que en la región hay mucha disconformidad con las clases dirigentes en general y una particular insatisfacción con los líderes políticos. Advierten la presión social para que los gobiernos aumenten el gasto público y que esto genera la desconfianza de los inversores. Crece un discurso nacionalista y la influencia de China y Rusia sobre la región. Esto preocupa al gobierno norteamericano, y por eso está muy interesado en mantener abierto el diálogo con la Argentina. Consideran que nuestro país todavía puede jugar un rol moderador en la región.

La conversación entre el canciller argentino, Felipe Solá, y el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, giró en torno a Venezuela y Nicaragua. El propio AF está intentando constituirse en una suerte de mediador entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición. En tanto, el gobierno norteamericano no descarta una movida de este tipo, aunque sin muchas esperanzas de que pueda tener algún éxito.

Para que esta mediación se haga efectiva, es necesario que el gobierno argentino siga teniendo algún grado de relación con el gobierno de Maduro. Quizás el voto en la Organización de Estados Americanos (OEA), conjuntamente con México, en apoyo al régimen de Daniel Ortega pueda estar alineado en este sentido.

En tanto, la oposición sigue lidiando con la decisión acerca de quién va a ser la cabeza de ese espacio. La tensión entre el ex presidente, Mauricio Macri (MM), y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta (HRL) sigue vigente a través de sus principales operadores. En el caso de Macri, fundamentalmente a través de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, mientras que HRL se maneja con el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli. Al parecer, la ex gobernadora María Eugenia Vidal va a optar por ser candidata en la Ciudad, mientras otros dirigentes apoyan la postulación y el proyecto político de HRL a nivel nacional.

La Unión Cívica Radical (UCR), integrante de la coalición opositora, comenzó a moverse proactivamente en la lucha por los cargos electivos con vistas a noviembre. Está postulando al médico neurólogo Facundo Manes en la Provincia de Buenos Aires para presidir la lista pero, al mismo tiempo, se han comenzado a observar algunos movimientos alrededor del senador Martín Lousteau, quien agita la versión de que jugaría en la Capital como candidato con el objetivo de darle a su espacio mayor peso en las lista de candidatos.

Todavía no está decidido si habrá elecciones internas en la oposición en septiembre. Algunas voces dentro de la coalición opositora defienden esa posibilidad con el objetivo de lograr una mayor dinámica y legitimar a los candidatos.

En la oposición, también se ha abierto la discusión en torno a la marca. Algunos consideran que el nombre Juntos por el Cambio tiene que ser modificado por uno más original. Dicen que la palabra “cambio” está demasiado asociada a la figura de MM, y esto ocasiona un serio deterioro. Otros argumentan que no es importante centrarse en el cambio de nombre, y que lo fundamental son los candidatos. Pero sobre eso todavía no hay definiciones concretas.