martes, 15 de mayo de 2018
Brasil y Argentina, dos caras del cine de Sudamérica en Cannes


Por Ernesto PÉREZ, para SudAméricaHoy

Brasil y Argentina se midieron en el 71º. Festival
de Cannes con desigual fortuna, una de la mano del último representante del cinema novo brasileño, Carlos Diegues, y su inspirado recuerdo de una famosa familia circense, la otra con una obra de Alejandro Fadel, un veterano de la
Croisette como productor, director y guionista. “O grande circo mistico”, presentado fuera de concurso, es el nostálgico recuerdo de una famosa familia circense austríaca que durante un siglo alegró a cinco generaciones de brasileños paseando con sus
espectáculos por todo el país.
Basándose en un poema de Jorge de Lima y ayudado por la música de Chico
Buarque y Edu Lobo, Diegues retorna al cine narrativo después de una docena
de años (“O maior amor do mundo” es del 2006) y recupera la inspiración
de sus años mozos en el umbral de sus 78 años, que cumplirá el día mismo
de la clausura del festival, el 19 de mayo, con un film de una gran belleza
formal donde realidad y fantasía se mezclan intrincadamente.
Jesuita Barbosa interpreta al maestro de ceremonias del Gran Circo
Místico, Celavi, desde su fundación en 1910 hasta su disolución un siglo
después, sin que los años hagan mella en su figura, símbolo de la
perennidad del circo y de su fascinación.
Con él, dos actores franceses, Vincent Cassel y Catherine Mouchet y un
gran elenco de intérpretes brasileños y portugueses que integran esta triple
coproducción que cuenta con una asombrosa fotografía de Gustavo Hadba.
Fadel, que presentó en la sección paralela oficial “Una cierta
mirada” su segundo largometraje, “Muere, monstruo, muere”, pertenece en
cambio a esa nueva generación de cineastas argentinos que ha sorprendido al
mundo desde fines del siglo pasado, acompañándolo ya sea como como guionista
en varios films de Pablo Trapero, productor con el pluripremiado “El
estudiante” de Santiago Mitre y director con “Los salvajes”,
seleccionado por la Semana de la Crítica de Cannes en 2012 y luego presentado
y premiado en más de 60 festivales de todo el mundo.
El film se inscribe en esa tradición del film del horror, bien presente en
el cine mexicano y brasileño, pero raramente explotado en Argentina, con una
serie de misteriosas decapitaciones de mujeres que atribuidas primero a un
desequilibrado son luego obra de un extraño ser de larga cola terminada en
pene y una boca semejante a una vagina con dientes.
Contada con un ritmo exasperadamente pausado y diálogos alambicados
recitados aproximativamente, la película tuvo algunos admiradores pero fue
recibida en la primera de sus dos proyecciones con un silencio de
tumba.