Daniel Scioli y Carlos Zannini, dos imágenes, dos estilos, dos hombres para la herencia de la Presidencia «K»

Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

Las cartas electorales de Cristina Fernández de Kirchner están sobre la mesa. La presidenta de Argentina colocó a Carlos Zannini, su hombre de confianza, a la sombra de Daniel Scioli, el candidato oficialista del que desconfía pero concentra el mayor respaldo popular.

Con esta decisión, la viuda de Néstor Kirchner parece preparar el terreno para que se haga realidad la versión siglo XXI de la profecía del justicialismo del XX, “Cámpora al Gobierno, Perón al poder”. En este caso la idea sería, “Scioli al Gobierno, Cristina al poder”.

La presidenta y Carlos Zannini, de paseo por Nueva York

Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y de los primeros tiempos del Ejecutivo de su viuda, advirtió que, la presidenta podría presentarse como cabeza de lista de diputados, por la provincia de Buenos Aires,  a las elecciones donde se renovarán parcialmente las Cámaras.

Con las previsiones actuales y los legisladores kirchneristas que se quedarían en sus escaños durante los próximos dos años, el otro Fernández es capaz de imaginar a CFK, por su siglas en español, presidiendo el Congreso.

Todo es posible en esta Argentina incierta pero también una interpretación contraria. Al reforzar la “fórmula K” con alguien del “riñón” del Gobierno, no debería estar tan claro que los votantes que se consideran moderados y veían en Scioli a la persona indicada para protagonizar un cambio no traumático, vayan ahora a sostener su voto. No es lo mismo tener a un personaje como Zannini en la boleta que ir acompañado de otro cuyo corazón no lata al ritmo de los cantitos que La Cámpora, bajo el influjo de Zannini, entona en la Casa Rosada.

Carlos Zannini en un ambiente en que se siente cómodo, con los «muchachos» de La Cámpora

“El chino”, como conocen a este político de origen maoísta es, en esencia, el kirchnerismo puro o, dicho de otro modo, más kirchnerista que el difunto Néstor Kirchner y su viuda juntos. Su mano es la que traza inventos insólitos como “Justicia legítima”, la agrupación de abogados, magistrados y fiscales militantes del Gobierno.

Zannini es el último reducto original del poder patagónico que aterrizó en Buenos Aires para quedarse. Forma parte de la familia y, en cierto modo, reemplazó la figura del padre ausente.

Máximo Kirchner y Zannini

Máximo Kirchner confía en él, juntos visitaban a su madre cuando la operaron del coágulo en la cabeza, juntos se sientan a comer en la mesa de la quinta de Olivos, la residencia de los presidentes argentinos que en tiempos de Carlos Menem, Horacio Verbitski llamaba el “polideportivo”, término que ahora parece haber olvidado.

Zannini y la familia Kirchner, en rigor, son dos caras de la misma moneda. La cuestión ahora es si el electorado está dispuesto a comprarla. La conoce bien así que, el que lo haga no podrá decir el día de mañana que no sabía cuánto valía.