miércoles, 29 de octubre de 2014
Argentina no espera cambios en la relación con Brasil
Las presidentes de Brasil y de Argentina

Las presidentes de Brasil y de Argentina

Buenos Aires. Por Natalia KIDD/Efe/SAH

Con la reelección lograda el pasado domingo por Dilma Rousseff, por un ajustado margen, para permanecer por cuatro años más al frente de la Presidencia de Brasil, su vecino Argentina no espera cambios significativos en la relación bilateral, ya que ambos países estarán replegados en sus complicadas agendas domésticas.
Rousseff, en el poder desde el 1 de enero de 2011, ganó en segunda vuelta electoral, con un 51,64 % de los votos, frente al candidato socialdemócrata Aécio Neves, que obtuvo un 48,36 %, un estrecho margen que le obligará a centrar su atención en asuntos internos.
Para Argentina, Brasil es no sólo su principal socio comercial, sino también su aliado político en la región.
Ambos países son las dos mayores economías del Mercosur, bloque también integrado por Uruguay, Paraguay y Venezuela, hoy con problemas de estancamiento y que en muchos períodos ha necesitado del empuje diplomático de Brasilia y Buenos Aires para poder concretar avances.
Apenas conocido el triunfo del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), Rousseff y la presidenta argentina, Cristina Fernández, en el Gobierno desde diciembre de 2007, se pusieron al habla y acordaron verse en un aparte de la próxima cumbre del G20, en Australia.Cristina y dilma
«Fernández ha tenido una relación más bien cordial con Rousseff, aún con algunos momentos de tensión, pero la reelección de Dilma no va a tener mucho impacto político en Argentina, porque además es el último año de gestión de Fernández», asegura Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político.
Según el analista, es incluso probable que Rousseff intente en los próximos meses empezar a contactar a los posibles sucesores de Fernández, cuyo segundo mandato llegará a su fin en diciembre de 2015.
«A nivel de la opinión pública argentina, inclusive entre los principales posibles candidatos a presidente, el tema regional no está presente en la agenda y mucho menos al no haber un cambio de signo político en Brasil», apuntó.
Según el experto, si hubiera triunfado Neves, sí habría impactado tanto en lo político como en lo económico porque muchos empresarios argentinos tenían expectativas de una victoria del opositor, frente a la continuidad de las políticas económicas de Rousseff.
Apurada por reactivar la economía brasileña, Rousseff tendrá de todos modos que implementar algunos cambios para recuperar la confianza y las inversiones. El ajuste de clavijas se traducirá seguramente en menores compras a Argentina, que tiene a Brasil como su primer destino de exportaciones.
«Dilma deberá dar señales económicas de manera inmediata, renovando su gabinete sobre todo en las áreas económicas y poniendo en marcha de manera inmediata un plan de reforma en materia de infraestructura», sostuvo Dante Sica, exsecretario de Industria y Minería de Argentina y director de la consultora Abeceb.

Dilma Rousseff le hace una confidencia a Cristina Fernánez

Dilma Rousseff le hace una confidencia a Cristina Fernánez

En cuanto a la relación con Argentina, según Sica, «lo más probable es que las discusiones bilaterales se posterguen hasta la llegada del nuevo gobierno argentino, dado fundamentalmente que la administración local seguirá con su política de administrar los desequilibrios internos como la restricción de divisas y las trabas a las importaciones».
«Es posible, ante el reclamo creciente de los industriales brasileños, que se advierta un mayor endurecimiento de las relaciones bilaterales con Argentina, aunque no se espera un cambio drástico en este sentido», afirmó el experto.
Según Giusto, en su segundo mandato Rousseff va estar volcada al frente interno, con un país «muy polarizado».
«Creo que, más que nunca, se va a replegar hacia adentro para garantizar algo que en Brasil no había estado amenazado en los últimos tiempos y que es la gobernabilidad», consideró.
Para el experto, éste sea quizá el gran factor que dificulte al sucesor de Fernández, cualquiera sea su signo político, afianzar y mejorar los vínculos con Brasilia.
«Y Argentina también va tener más foco en el frente interno porque el presidente que asuma en diciembre de 2015 va a festejar el primer día, pero al siguiente va a tener una agenda de temas a resolver muy duros, en particular en el plano económico», apuntó el analista.