viernes, 1 de noviembre de 2013
Con Sergio Massa en Tigre
Foto. Carmen DE CARLOS

Foto. Carmen DE CARLOS

Por Carmen DE CARLOS, para SudAmericaHoy (SAH)

No ha comido en todo el día. En el Museo de Arte del Tigre, territorio propio mientras fue intendente, Sergio Massa ordena unos “sanguchitos” de miga de pan y una Coca-Cola. El político argentino revelación, el que asestó en las legislativas del domingo el mayor golpe en las urnas al “kirchnerismo” de su historia, coloca su BlackBerry sobre la mesa y responde a la batería de preguntas de un grupo reducido de periodistas extranjeros. «La gente ha hablado y ha marcado el rumbo que quiere. Ese es el mensaje de la votación. Esperemos que el Gobierno tenga la capacidad de escuchar», asegura.

Lejos del “revival” setentista que caracteriza el Gobierno de Cristina Fernández, su ex jefe de Gabinete, reflexiona.  «Argentina empieza, biológicamente, a tener como protagonistas políticos a los hijos de la democracia”. Hace una pausa y continúa la explicación: “Son los que no tuvieron una actuación, porque eran muy chicos, en los procesos de fuertes antagonías”. Massa, uno de ellos, se refiere a la última dictadura militar (1976-83) y a los movimientos guerrilleros de la época. “Esa condición –completa- les da libertad de criterio y una amplitud mental que se traduce en mayor diálogo”.
Sergio Massa habla, camina y se sienta como un caudillo peronista. Tiene 41 años y una visión revisionista del movimiento fundado por el general Juan Domingo Perón. «Habría que discutir que es el peronismo del siglo XXI», advierte. La definición del anterior la resume, “naturalmente de centro, con sectores más progresistas y otros de centro derecha pero que está en permanente búsqueda de volver al centro”. Dicho esto, añade, «Soy peronista en actitud, gestión y pensamiento político» pero, aclara, «admirador del Perón del abrazo a Balbín (jefe de la Unión Cívica Radical), de aquel que estaba convencido de que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino, del aprendizaje de los años de exilio», en alusión a la etapa de Perón en Puerta de Hierro (Madrid).

La explicación precede a su propuesta de buscar, “una fórmula superadora que permita abrir los brazos a una concertación más amplia. Argentina necesita del peronismo y más». Pero, «no a una alianza con otras fuerzas», aclara en alusión a la coalición que llevó a Fernando de la Rúa a la Presidencia, “una mala experiencia”, recuerda.
Entre bocado y bocado Sergio Massa procura sortear las preguntas que apuntan a una crítica del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, al que perteneció un año, «las críticas se hacen cuando los ciclos se terminan», observa antes de apuntar que, «en los próximos dos meses Argentina necesita mejorar el clima económico y de inversiones, sus políticas de estadísticas y precios”. Así como, “mejorar las relaciones con sus socios permanentes” en alusión a los países miembros del Mercosur y Sudamérica.

“La primera mirada de Argentina tiene que estar en ellos. Después, al resto, en función de las necesidades  de la balanza comercial y los vínculos… Me preocupa que nos peleemos con quienes tenemos años de historia común, Uruguay, Chile, Perú… Hay que reconstruir esas relaciones”. En ese discurso, observa, «el vínculo con Irán y Venezuela han hecho mucho daño a Argentina. No solo en el contexto internacional sino con sus socios «.

Foto. Carmen DE CARLOS

De Aerolíneas Argentinas, dice, como en el resto de la conversación, exactamente lo que quiere decir, ni una palabra más ni una menos. «Es bueno que Argentina tenga una línea de bandera propia pero ésta debe ser eficiente, estar bien gestionada y no creo que la eficiencia se logre perjudicando al otro.» El comentario estaba dirigido al periodista chileno, interesado en el futuro de Lan Chile, que estuvo a punto de perder su hangar en el aeropuerto del centro de Buenos Aires. A él, también le contesta, cuando advierte una similitud entre su discurso y el de Mauricio Macri, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. “Él lanzó ya su candidatura al 2015 y yo estoy en proceso de construcción. Yo creo en el sistema público de jubilaciones, él no… Tenemos miradas distintas en muchos temas. Entre otros, en cuál es el papel del Estado”.

Sin mencionar a la presidenta de Argentina, sus mensajes la tienen de destinataria en varios tramo de la conversación pero, en especial, cuando se habla de finanzas.“Argentina –continúa- necesita mejorar el clima para las inversiones. La pérdida de inversiones es la pérdida de puestos de trabajo y de divisas. Una cosa es un Estado que interviene regulando y otra aquel que lo hace obstruyendo”
Peronismo, menemismo, duhaldismo, kirchnerismo… ¿Llegará el massismo? “No, el massismo no existe porque no creo en los personalismos. Hay que salir de la permanente búsqueda de perpetuidad de la gente”, ataja.

“La diferencia entre conducir y mandar –desarrolla- es que cuando uno manda pretende imponer una idea y cuando conduce trata de convencer y tolera al que piensa diferente”. De nuevo, la sombra de su ex jefa se aproxima.

Se resiste a hablar de sí mismo como candidato presidencial, “una falta de respeto, una burla a la gente plantear ahora proyectos individuales cuando hay problemas colectivos”.  La “gente”, ese término lo repite, como “diálogo, concertación, tolerancia, sentirse parte, escuchado”. Palabra más palabra menos, las mismas que no encontró durante su escala en la Casa Rosada. Por esa razón, asegura, “sentí que me debía ir”.

Se fue de la Rosada y se instaló, a orillas del río Luján, como intendente de Tigre. Para ser diputado dimitió del puesto y estrenará su banca en el Congreso el 10 de diciembre. Sus primeras medidas serán, “un paquete de proyectos de ley contra el narcotráfico, otro para combatir la inflación y un tercero destinado a la generación de empleo para los jóvenes”.

En algún punto del camino alguién volvera a tomar las riendas y unir al peronismo. “El peronismo -sentencia- termina siendo liderado por quien elige la gente y eso no va ser una excepción”.

Foto. Carmen DE CARLOS

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