domingo, 20 de septiembre de 2015
De Fayt y Nisman, crimén sin castigo

Adolfo Athos AguiarPor Adolfo ATHOS AGUIAR, para SudAméricaHoy

El quince de septiembre la Corte Suprema de Justicia dio origen a dos noticias significativas por sí y retroalimentadas por el contexto.

Rechazó el recurso de queja de la Juez Arroyo Salgado en la recusación contra la fiscal que “investiga” la muerte de su ex marido, aplicando una formulita de tres renglones, que alecciona y deja en ridículo a los abogados de Arroyo Salgado, como si lo que hubieran planteado fuera un disparate jurídico, propio de ignorantes. La Corte utilizó uno de sus innumerables pretextos, tal vez el más descortés. En el razonamiento forense argentino, las decisiones judiciales son aplicaciones de un casillero inagotable de fichas de antecedentes, cualquiera de las cuales puede considerarse correcta. En este ambiente, “disparate jurídico” es una tautología y “razonamiento forense” un oxímoron. Cualquier tribunal tiene a su disposición una justificación pretextual parecida a una ruleta, de gama y orientación circular. Puede orientarse en trescientos sesenta grados y mientras caiga en cualquiera de sus casillas, es jurídicamente admisible y justificada.

La juez Arroyo Salgado, ex mujer de Alberto Nisman

La juez Arroyo Salgado, ex mujer de Alberto Nisman

Con Nisman la Corte disipa un mito argentino: ni siquiera con una poderosa asistencia letrada las víctimas lograrán impulsar las investigaciones. El fiscal Nisman no tiene más derecho que un anónimo asesinado en una parada de colectivos * a que se investigue su muerte. Aunque se transforme en un extremo de las “muertes de cuarto cerrado” de la casuística internacional o los “suicidios de baño” propios de nuestra tradición nacional, será uno más entre los casos de estulticia que han transformado a nuestro país en la Meca de los crímenes perfectos.

La supuesta afición (propia del gremio) de Nisman por las chicas de la noche y la plata negra lo ha transformado en una especie de hiedra venenosa para sus propios colegas, que olvidan cuando lo exaltaron al martirologio, evidenciando el cocktail que describe Roberto Gargarella: “la “corporación judicial” se mueve siempre a partir de una mezcla de ambición y miedo”.

La privación de Justicia sufrida por la familia Nisman, como la que sufre Leopoldo López en Venezuela, será difícilmente reparada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Con la incorporación inexplicable de Zaffaroni (que a diferencia de Nisman no ha sido afectada por sus vínculos proxenetas) ha avanzado una campaña de los populismos latinoamericanos (Particularmente Ecuador, Venezuela y Argentina) para restringir su excesiva protección a las víctimas individuales de los sistemas judiciales, postergadas, ignoradas o dilatadas hasta lo insoportable, que tuvo en la Justicia Argentina un alumno incorregible.

Esto enlaza estrechamente en su significado con la renuncia de Fayt, segundo hecho de la fecha y de impacto imponderable.

fayt-1Con un quiebre de cintura sorprendente y oportuno, Fayt replicó milimétricamente la renuncia anticipada y diferida de su más explícito y desagradable detractor. Zaffaroni había anunciado su renuncia varios meses antes de su septuagésimo quinto cumpleaños para reforzar el argumento de la caducidad constitucional y forzar el alejamiento de Fayt. Fayt anuncia la suya varios meses antes del final de mandato de Cristina Fernández, extraña deidad del altar zaffaroniano, a la que recuerda cruelmente su propia caducidad presidencial y –probablemente- de poder real.

Cristina tecnopolis

Una inesperadamente juvenil malevolencia de Fayt desacomoda a más de uno. Expone a Ricardo Lorenzetti (Presidente de la Corte Suprema), que lo ha manipulado y lo ha usado para escudarse; desacomoda a Elena Highton (Vicepresidenta de la Corte), experta en la danza de la indiferencia; potencia al ubicuo e invulnerablemente esquivo Juan Carlos Maqueda (juez de la Corte).

Proyectado inesperadamente a un procerato parecido al de Bergoglio, lleno de amigos y admiradores tardíos, Fayt es un poco más ególatra que la mayoría, con ambiciones diferentes, pero incomparablemente más elegante y menos crematístico que sus colegas (cuyo irremediable desborde psicológico lleva a uno de ellos a publicitar uno de sus curritos** académicos con la frase “No te pierdas la oportunidad única de ser alumno de un gran maestro” (sic, ventana para Facebook de DPI Cuántico).

Con su giro histórico e histriónico, Fayt genera un vacío peligroso para sus compañeros en la Corte y los “valores” de la Justicia Argentina. Deja abierta una puerta que sirve tanto para las soluciones como para los problemas. No es un problema mayor el de su permanencia vegetativa. A diferencia de la Corte Americana, el trabajo físico de la Corte Argentina está íntegramente a cargo de una inmensa burocracia cortesana, y el técnico jurídico a cargo de un buen número de relatores que componen las vocalías, verdaderos responsables intelectuales de la Corte.

La Justicia Argentina (entiéndase, los aparatos judiciales de la Argentina) debería ensayar un balance de su última década, en que se ha presentado a sí misma como un altar numenar de nuevos y difusos derechos humanos, y evaluar la inmensa cantidad de personas de carne y hueso que –como Nisman y su familia- no han tenido acceso a la Justicia. Una década de derechos sin individuos, e individuos sin derechos.

Una yapa*** para la Corte: Tanto la oposición como el oficialismo tucumanos han hecho “Reserva del Caso Federal”, para que sea la Corte Suprema de la Nación la que defina la validez de las elecciones en Tucumán. Si esto representaba una oportunidad para demostrar su capacidad de distinguir los sutiles matices entre el servilismo, el oportunismo, el sentido estratégico o la misión institucional, voceros de la Corte ya han anunciado que no hay mayor urgencia. El culebrón judicial argentino incursiona definitivamente en el grotesco criollo.

*Colectivo, autobús de línea en Argentina

**Currito, contrato, acuerdo o negociete poco transparente 

*** Yapa, propina,dinero extra gratis.