martes, 23 de diciembre de 2014
Devuélvase al remitente

Papa Noel y Cris
sudamericahoy-columnistas-jorge-elias-bioPor Jorge Elías, para SudAméricaHoy (SAH)

Querida Señora Presidenta:

Le sorprenderá recibir esta carta (“sorry, e-mail”) en estas fechas. Lo habitual es que sea a la inversa, pero, como son sus últimas navidades en el Gobierno (¡jo, jo, jo!), tengo la dicha de agradecerle lo que ha hecho por su pueblo y también por mí. Me ha aliviado la carga ¿Sabe? En su país nadie me pide juguetes importados, inhallables, en realidad, sino “made in” Argentina, como aquella muñeca divina, idéntica a usted, “remember?”. Fue un desinteresado regalo de empresarios amigos, no gorilas ni cipayos ni golpistas ni destituyentes ni buitres como esos desagradecidos que no aprecian su labor. 

La presidenta de Argentina durante el acto de presentación de  "su" muñeca

La presidenta de Argentina y «su» muñeca

Tampoco me piden celulares. Argentina es el único país del planeta en el que cual uno debe quedarse quieto para hablar por teléfono móvil. Es mérito suyo, la presidenta de los cuarenta millones de argentinos, dólares, euros o, si no hay más remedio, pesos. El orden de los factores no altera el producto, como avisa cada mañana su eficaz jefe de gabinete y vocero, o viceversa, fiel exponente de una de las provincias más prósperas del Norte. El otro Norte, hundido en sus miserias, la mira con recelo y envidia. ¿Puede creerme que Barack me ha implorado en su carta (“e-mail, of course”) una audiencia con usted? “Nyet”, le respondí, honrando su sintonía fina con Vladimir. Esto es confidencial, le aclaro. No vaya a ventilarlo por Twitter, “okay?”.

Me apena que una gestión “for export” como la suya, con un pueblo orgulloso de haberse liberado del yugo de las antinomias, la inflación, la inseguridad, la corrupción y otras lacras, deba elegir a su sucesor. Si yo fuera el próximo presidente argentino, apelaría a un nuevo acuerdo. No al “new deal” de Roosevelt, pendiente de la sanción de leyes en el Congreso en sus primeros cien días de gobierno, sino a un nuevo acuerdo con otros presidentes. Muchos, no apenas dos o tres, de modo insistir en la necesidad de imitar el modelo “nac&pop” hasta en mi país, Finlandia, agobiado por la democratización “a full”, la creciente prosperidad y la falta de corrupción.

Es un país con buena gente como el suyo, pero aburrido, créame. Los estudiantes “always” figuran entre los “top ten” del informe PISA por su nivel educativo excelente. Decadente, diría yo. “Estaría bueno”, como dice Mauricio (Macri) ahora que se le entiende algo, que recibamos visitas periódicas de los muchachos de La Cámpora para asimilar la esencia del modelo. El K, el suyo, “win-win”, como abogada exitosa que es. En Finlandia, como en Argentina, la educación es gratuita y de calidad desde el preescolar hasta la universidad. Eso incluye las clases, el comedor, los libros y el material escolar, aunque, si lo pierden, están obligados a pagarlo. ¿Ve? Alguna falla tiene.

El próximo presidente argentino debería ser un seductor, como usted. Los malos modales o las actitudes destempladas podrían llevarlo a contrastar noche con su avasallante humildad. “Photo opportunity” para todos y todas, como cada vez que la atienden en lujosos hospitales públicos o brinda generosas conferencias de prensa. Usted predica con el ejemplo, sobre todo cuando critica la pobreza y la desigualdad desde Puerto Madero. Su sucesor no necesitará crear un nuevo país, sino una marca país, reflejo de sus virtudes. El mundo debe aprender del “leading case” argentino (Dilma, decíme qué se siente), deslizándose a diestra y siniestra como usted en el helicóptero o en el Tango 01.

“Oh, my God!” Casi olvido el motivo de estas líneas. Es un asunto personal, pero, como Argentina nos incluye, le cuento. El tejado de mi cabaña, en el conurbano de Rovaniemi, provincia de Laponia, está viniéndose abajo por la nieve. Los renos se mueren de hambre. No he podido pagar la factura del gas. Leña no hay. Este año me he portado tan bien como usted con los jueces. Le pido que me traiga tejas (usted sabe de construcción) y comida, y que convenza a las autoridades de mi país de subsidiar el gas. Como bien ha señalado con su dedo índice en alto en alguno de sus vibrantes discursos por la cadena nacional, aquellos que alardean con su bonanza deben ayudar a los menos favorecidos.

Esto me recuerda algo de los griegos. Dejaron dicho que los políticos deben tener las manos limpias pero, también, los ojos limpios. Ver más allá. Vislumbrar. “Too much” ha vislumbrado usted. Si yo fuera su sucesor, no me preguntaría cómo ve el mundo a Argentina. Les preguntaría a los otros presidentes cómo pretenden verse y, sin ataduras, dónde pretenden estar. Será asunto de ellos si no incorporan el “know how” de los “findes” largos que usted ha fijado en el calendario. Vivir en la Patria Grande también es vivir con lo nuestro. Su país, en un gesto recíproco, podría añadir feriados ajenos. Eso fomentaría el turismo regional. Es una idea “fifty-fifty”, ¡jo, jo, jo!

¡Feliz Navidad!

Papá Noel