viernes, 20 de noviembre de 2015
El legado de una década

cristina kirchner

Ignacio PeralesPor Ignacio PERALES, para SudAméricaHoy

La nueva Argentina lo va a ser por necesidad. Mauricio Macri, Presidente electo, tendrá que ajustar cuentas con la economía, reparar las instituciones y reconciliar una sociedad partida en dos. Doce años de hegemonía «kirchneristas» no se terminan de la noche  a la mañana y sus efectos tampoco se borran de un plumazo en un abrir y cerrar de ojos. Con este desafío por delante el equipaje que la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, no se lleva al Calafate es el que pocos querrían.

Bailar con la más fea o empuñar el bisturí para reorganizar el sistema nervioso y medular de un país que respira sensación de alivio, después de haberse mirado en el espejo roto de Venezuela, a golpe de ordeno y mando de una jefa de Estado que ha actuado con su pueblo más como madrastra que madre, no es poca cosa.

Mauricio Macri, líder de la coalición de liberales y socialdemócratas Cambiemos, que en la primera ronda electoral del 25 de octubre, se anotó un 34 por ciento de votos, venció a la segunda, con el 51,42 por ciento, al peronista Daniel Scioli, del Frente para la Victoria (FpV), que logró entonces un 37 por ciento en la convocatoria del pasado 25 de octubre y anoche el 48,58 por ciento.
Macri debe encontrar la fórmula para recuperar una economía sin crecimiento, con problemas fiscales, monetarios, de financiación e inversión, agravados por un presupuesto de difícil ejecución y leyes que condicionarán su actuación, como la restricción de la venta de las acciones del Estado en empresas.
El lastre -recuerda la agencia Efe- también incluye otros asuntos espinosos, como el retraso tarifario, el litigio con los fondos especulativos por la reestructuración de la deuda, un inflación próxima al 25 % y una maraña de restricciones cambiarias por desenredar.
«Creo que lo más importante es la herencia a nivel económico porque hay un déficit fiscal importante. Se deja una bomba de tiempo», observa Celia Kleiman, directora de la consultora Polldata.
Para la analista, Mauricio Macri «va a tener que desarmar esta bomba y seguramente eso va a equivaler a una política de mayor o menor grado de ajuste, pero de ajuste al fin».
Otro gran desafío será construir una base amplia de gobernabilidad, con un arco político fuertemente dividido, con un peronismo fracturado y alto grado de disgregación en el resto de fuerzas políticas.
Este ambiente de tensión y división política es reflejo de una sociedad dividida, una fractura de la que Macri es consciente.

macri
«A nivel social, ya se empieza a percibir que lo que va a tener que suceder -y que de alguna manera quizás se genere espontáneamente- es esta reconciliación y esta sanación de la grieta profunda que se han instalado en esta sociedad», reflexiona Kleiman.
Cristina Fernández se va -y no precisamente por la puerta principal pese al respaldo popular que goza- el 10 de diciembre, pero se encargó de colocar personas afines en tribunales, fiscalías y puestos clave, como la Procuración y la Auditoría General, un factor de condicionamiento para su sucesor. Algunos de estos nombramientos la Justicia los está dejando en suspenso. Eso significa que la revancha de la Judicatura no ha hecho más que empezar.
El «poder residual» del kirchnerismo en el Parlamento es, según Jorge Arias, de la consultora Polilat, otro de los factores que puede obstaculizar la aprobación de leyes impulsadas por el próximo Gobierno.
La primera vuelta del 25 de octubre dibujó una nueva configuración parlamentaria en la que el Frente para la Victoria, que lidera Fernández, se mantiene con el mayor peso, aunque con menor incidencia en Diputados.
Además, los analistas dan por descontado que se avecina una dura puja por el control del Partido Justicialista (peronismo), el mayor movimiento político de Argentina con corrientes que van de la derecha a la izquierda, lo que también podría ser un factor de tensión para el próximo Gobierno.
Otra herencia de Fernández es un sindicalismo dividido, foco de conflicto latente, en particular porque los primeros meses del nuevo gobierno estarán marcados por las negociaciones salariales, muy complejas debido a la alta inflación.
El kirchnerismo también se reserva el «as en la manga» de los movimientos político-sociales, alimentados con millonarios recursos del Estado, con «capacidad para ganar las calles» y «generar caos», apuntó Arias.

scioli y zannini

El papel de Cristina Fernández después del 10 de diciembre será asimismo un factor de presión para su sucesor. Ella ya lo advirtió: «Yo no voy a ir a ninguna parte, voy a estar siempre para recordarles a todos el país que hicimos». Otra cosa que puede sostener su deseo en la vida real.
«Vamos a ver a una Cristina Kirchner que desde su provincia, Santa Cruz, y a través de los diputados de La Cámpora, que es este núcleo juvenil tan fuerte y que le responde tan fervientemente, va a tratar de tener una alta injerencia en la política nacional, sin duda», vaticinó Kleiman. Parecería que es un pronóstico acertado pero todo dependerá de lo que haga, en especial los primeros cien días, el nuevo presidente de Argentina.

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