Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

Los países también se suicidan, observaba una escritor argentina al conocer los resultados de las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias). El arrasador triunfo de Alberto y Cristina Fernández, por quince puntos, frente a Mauricio Macri y Miguel Angel Pichetto, sacudió los cimientos de la Casa Rosada pero también los de otras partes del mundo que no terminan de entender a una Argentina eternamente en la cuerda floja. El regreso del kircherismo al poder, por muy tamizado que lo quiera presentar Alberto Fernández, preocupa en Brasil lo mismo que en Washington o España. El fracaso de la política económica de Mauricio Macr y su incapacidad para corregirse a sí mismo y a sus favoritos ha dejado a la Argentina a los pies de los caballos desbocados del kircherismo. En simultáneo, de materializarse, como ahora todo parece indicar, la victoria en las elecciones verdaderas del Frente de Todos, los pilares de la democracia volverán a erosionarse y la esperanza de un país justo y desarrollado volverá a formar parte de un pasado frustrante. La imagen de Máximo Kirchner abrazado a Alberto Fernández en un escenario triunfal es la imagen de la impunidad propia y de su familia, es la imagen de un país que, remedando a esta escritora, insiste en suicidarse.