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Discurso de Gabriel Boric
Buenos Aires. Efe/SAH
Tras 36 años de infatigable búsqueda, Estela de Carlotto (Buenos Aires, 1930), presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, encontró hoy a su nieto «Guido», nacido en cautiverio durante la última dictadura militar argentina (1976-1983).
La recuperación de su nieto, corona el intenso trabajo que De Carlotto ha llevado a cabo desde que en noviembre de 1977 su hija Laura, de 23 años, fue detenida junto a su compañero, embarazada de dos meses, y encerrada en un campo de concentración en la ciudad de La Plata antes de ser asesinados ambos por el régimen de facto.
«Guido» nació el 26 de junio de 1978 en el Hospital Militar Central de Buenos Aires y cinco días después fue separado de su madre, a quien devolvieron al centro clandestino de retención donde permaneció dos meses más en cautiverio.
La madrugada del 25 de agosto del 1978, Laura fue asesinada en una ruta del gran Buenos Aires durante un traslado, y su cadáver fue entregado a su familia.
La autopsia que se le realizó años más tarde reveló que presentaba balas alojadas en el cráneo, por lo que se supone que fue ejecutada con un arma disparada a 30 centímetros por la espalda.
Licenciada en Magisterio, profesión que ejerció durante 17 años, Estela de Carlotto se incorporó en 1978 al recién fundado grupo de Abuelas de Plaza de Mayo y dos años después fue nombrada vicepresidenta.
En 1987, sobre la base de un proyecto de la organización, la subsecretaría de Derechos Humanos del Gobierno argentino, el Hospital Durand y el ministerio de Acción Social de la provincia de Buenos Aires, se aprobó una ley que creó un Banco Nacional de Datos Genéticos.
En él quedó registrado el mapa genético de cada una de las abuelas para que la investigación y restitución pueda realizarse a través de los años.
En diciembre de 1998, el Parlamento argentino aprobó la ley de Creación del Fondo de Reparación Histórica para la localización y restitución de niños robados, que otorgaba a Abuelas de Plaza de Mayo un subsidio que equivalía en ese momento a 25.000 dólares mensuales durante dos años.
En 2004 volvió a establecerse el fondo con un subsidio mensual de 15.000 pesos (unos 3.900 dólares).
En 1999, De Carlotto recibió, en nombre de la asociación que preside, el Premio de Derechos Humanos de la República Francesa.
Entre los numerosos galardones que ha recibido a lo largo de estos años destaca el Premio de los Derechos Humanos de la ONU, que le fue otorgado el 3 de diciembre de 2003.
En octubre de 2005, fue investida doctora honoris causa por la Universidad Autónoma de la ciudad española de Barcelona (UAB), la primera distinción de este tipo que recibió en Europa y, en 2006, las Abuelas fueron candidatas al premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Dos años antes se había abierto en el Consulado de Madrid una oficina en la que se reciben las solicitudes de jóvenes que creen ser hijos de desaparecidos durante la dictadura argentina.
En junio de 2008, la dirigente humanitaria fue investida doctora Honoris Causa por la Universidad de la República de Uruguay, por el ejemplo ético del colectivo de defensa de los derechos humanos al que representa.
De Carlotto participó de varias películas documentales que giran en torno a la represión de la dictadura, y promovió además el Teatro por la Identidad, que busca concienciar sobre la búsqueda de niños que fueron arrebatados a sus padres durante el régimen.
En mayo de 2003, celebró la derogación en el Parlamento de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que libraron de responsabilidad a más de un millar de agentes del régimen militar y en 2005 también fueron declaradas nulas por la Corte Suprema de Justicia.
Otro de los logros llegó en 2004, cuando el Gobierno argentino decidió convertir el edificio de la ex Escuela Superior de Mecánica de la Armada de Buenos Aires, el más conocido de los centros clandestinos de detención que funcionó durante la dictadura militar, en un Museo de la Memoria.
El pasado 4 de junio, De Carlotto, prestó declaración ante la Justicia por la desaparición de su hija Laura en un juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en Argentina.
«Yo tengo 13 nietos, pero me falta Guido», subrayó entonces la titular de Abuelas, quien reclamó a los represores que «tengan el valor de decir» dónde están los hijos de los desaparecidos.