martes, 4 de septiembre de 2018
La recta final de Macri

Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

Los cien días de gracia que le regalan a los gobernantes no existieron para Mauricio Macri pero el presidente de Argentina sabía -o debía saber- que no podía esperar otra cosa. La Argentina es un país complicado, pese al escaparate de aparente modernidad de la ciudad de Buenos Aires, referencia general de los otros. Los doce años de kirchnerismo dejaron raíces profundas de organizaciones y «movimientos sociales», dispuestos a todo con tal de hacer caer a Mauricio Macri. La capacidad de movilización de esa minoría, que perdió las elecciones presidenciales del 2015 y las legislativas del pasado año, es extraordinaria y eso, quizás, fue lo que asustó inicialmente a un hombre con mentalidad de ingeniero que prefiere ir a lo suyo (construir) antes que aplicar la mano dura con aquellos que no dudan en fabricar maquetas de helicópteros para exhibir en las manifestaciones, “mentarle a la madre” o identificarle con las dictaduras. Si Macri les hubiera enfrentado desde el primer día, sin complejos, quizás otra sería al letra y la música que entonan para Argentina. Si el presidente hubiera dicho la verdad de lo que había debajo de la alfombra kirchnerista habría podido ser menos gradualista y más efectivo. Si hubiera mirado con lupa lo que significa inundar el mercado de Lebac no se encontraría ahora arrinconado en esa trampa propia. Analizar los partidos del domingo con la prensa de lunes es fácil pero hay algunos partidos que, aunque hay que jugarlos, el resultado era previsible. Eso, sin olvidar los obstáculos de la oposición y que Macri, tiene razón, nunca ha tenido mayoría ni en el Congreso ni en el Senado. El año que viene habrá elecciones y cómo resuelva de esta «última crisis» será determinante para imaginar su futuro y el de Argentina.