miércoles, 26 de mayo de 2021
«La semana en Argentina», por Roberto STARKE/Kike BORBA

CONTEXTO POLÍTICO

Por Roberto STARKE / Kike Borba

El panorama de la semana está marcado por dos variables: pandemia e inflación. Las dos se han convertido en una pesadilla para el Gobierno de Alberto Fernández (AF). El mismo presidente no encuentra una solución a estos temas, cada vez más acuciantes, mientras los tiempos electorales se aceleran. Pese a la postergación de la fecha para las elecciones de medio término, queda poco tiempo para lograr un escenario electoral previsible.

PANDEMIA

La pandemia golpea fuerte y, contra su voluntad, el Gobierno debió retornar a la fase 1. La dirigencia política se asustó y, en general, decidió acompañar el endurecimiento de medidas. El jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta (HRL), se vio obligado a ceder y aceptó suspender las clases los tres días hábiles de la semana que viene. No fue una decisión fácil. Por eso, en su discurso de ayer HRL subrayó su compromiso con las clases presenciales y, al mismo tiempo, prometió el retorno a las clases después del próximo 30 de mayo. Incluso trató de diferenciarse al suspender también las clases virtuales y agregar tres días compensatorios al término del ciclo escolar. Rodríguez Larreta sabe que paga un costo por esto, pero también le inquieta el avance de los contagios y el aumento de las muertes, que preocupa a gran parte de la ciudadanía.

AF emitió ayer un mensaje duro. Estaba solo en el escenario y algunos párrafos parecían solamente dirigidos a criticar a los sectores y dirigentes que no lo habían acompañado originalmente en sus decisiones. E incluso criticó indirectamente a la Corte Suprema de Justicia. Su único intento por amortiguar las malas noticias consistió en comunicar medidas de ayuda económica a los sectores más castigados por la imposición de la nueva cuarentena.

En cambio, HRL se mostró muy preocupado ante la ciudadanía, y sensibilizado con las decisiones que tenía que tomar. A diferencia del presidente, se presentó con su equipo de gobierno y respondió las preguntas de los periodistas. Asimismo, subrayó los aspectos técnicos de la gestión y se respaldó en datos. Aunque no modificó su habitual perfil de gerente, HRL dejó la sensación de estar compartiendo su preocupación con la gente, cosa que AF no hizo. Son estilos distintos de conducción política que probablemente se irán acentuando en los próximos meses, porque estos dos modelos se van a enfrentar en noviembre en las elecciones nacionales.

INFLACCIÓN

El otro frente preocupante para el Gobierno es la crisis inflacionaria. La suba de precios inquieta también a toda el ala kirchnerista, que critica fuertemente a AF y al gobierno en general por no tomar medidas más duras para resolver este problema. AF no encuentra otras herramientas que no sean las ya conocidas como el control de precios y el amedrentamiento a las grandes cadenas de supermercados para que frenen las remarcaciones.

En materia económica, el Gobierno sólo apuesta a congelar variables para la clase media y a extender los planes de asistencia social para los más pobres. Paula Español, secretaria de Comercio Interior, intenta contener los precios. El Banco Central trata de frenar el dólar. Federico Basualdo, el subsecretario de Energía que finalmente se mantuvo en su cargo, logró no aumentar las tarifas, más allá de un dígito e YPF decidió no seguir aumentando los combustibles. El plan económico del Gobierno es sólo esto, lo cual parece insuficiente.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, sólo se ocupará de la deuda externa. Su poder se ha reducido fuertemente, incluso después del viaje a Europa del que trajo poco para mostrar, igual que el presidente. El mismo AF explicitó el nuevo rol del ministro al calificarlo de “capitán y portavoz de las negociaciones financieras internacionales”.

De paso, el presidente saca a Guzmán de la línea de fuego de los kirchneristas que, además de no tenerle simpatía, buscan su reemplazo en el mediano plazo. Si no lo desplazan antes es porque lo consideran poco prudente en estos momentos, especialmente por la capacidad de diálogo del ministro con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París.

Después de la decisión de suspender las exportaciones de carne, al Gobierno se le abrió otra vez un frente de conflicto con el campo. Renació la Mesa de Enlace, que decidió ir al paro y ahora amenaza con no vender granos, si no se levanta la prohibición. La carne se está convirtiendo así en un verdadero dolor de cabeza para el Gobierno, que ahora está intentando una negociación. Los funcionarios quieren convencer al sector agropecuario de que se trata de una medida temporaria que durará sólo un mes.

ELECCIONES

Pero el campo desconfía. Sabe que el presidente tiene escasa capacidad de tomar decisiones. Por eso la Mesa de Enlace considera que hay que acentuar las medidas de fuerza para obligar al Gobierno a levantar la prohibición de exportar carne.

El sector agropecuario ha logrado el apoyo de varios gobernadores, entre los que se cuentan el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti y el de Santa Fe, Omar Perotti, dos provincias donde el campo tiene un peso significativo y estas medidas afectan sus cuentas fiscales.

En muchos gobernadores se percibe un creciente disgusto con el Gobierno de AF, con el que tuvieron relaciones muy armoniosas al principio de la gestión. Schiaretti y Perotti son los dos exponentes más claros de esta posición, con realidades provinciales muy complejas.

En Córdoba, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) tiene una pésima imagen, y hay también un fuerte rechazo hacia el presidente (77,1% de imagen negativa Cristina y 68,2% Alberto Fernández, según la encuestadora CB Consultora). En tanto, el prestigio de Perotti en Santa Fe está muy deteriorado y su propia militancia le pide que se diferencie del Gobierno nacional. La idea es que comience a tomar medidas de orden local para preservar la vigencia del peronismo en las próximas elecciones.

Esto también se ha reflejado en la actitud de los representantes de estas y otras provincias en el Congreso Nacional, que ya no acompañan al Gobierno en proyectos de ley como el que promueve la reforma del Ministerio Público Fiscal, como quiere CFK, o el denominado de los “superpoderes” para que el presidente tome decisiones inconsultas para todo el país. En este último caso, sostienen que se avanza sobre las jurisdicciones provinciales.

En la discusión de la reforma del Ministerio Público Fiscal, la oposición ha encontrado una forma de poner en jaque al Gobierno y a la misma CFK. Después de que el candidato a procurador que originalmente tenía el Gobierno, el juez Daniel Rafecas, confirmara que no aceptará un cambio de mayorías en el proyecto que se está discutiendo, todos los sectores opositores decidieron alinearse detrás de su candidatura y volver a postularlo para Procurador General.

En este tema, hoy el frente opositor se presenta más homogéneo que hace un tiempo cuando el sector más duro de Juntos por el Cambio (JxC), y fundamentalmente el ex presidente Mauricio Macri, habían insistido en no acompañar la nominación de Rafecas. Pero la realidad ha cambiado, y por eso han decidido bajar sus pretensiones. De esta manera, los más duros están cerrando filas con los más conciliadores.

Con esta actitud, la oposición desconcierta a Alberto Fernández, que en su momento había acompañado la candidatura de Rafecas, pero ahora permanece en un profundo silencio. Al mismo tiempo descolocan también a CFK, que aparece con una actitud más caprichosa que racional frente a la reforma. Y esto desnuda su verdadero objetivo, que es la nominación de un “amigo” al frente de los fiscales y Rafecas ya no lo es. Por eso la vicepresidenta descalifica su nombramiento.

Pero en otros temas la unidad de la oposición no es tal. Por ejemplo, en lo que hace a la definición de candidaturas para las próximas elecciones. Uno de los distritos que más discusiones concentra es la Provincia de Buenos Aires.

La eterna candidata, la ex gobernadora María Eugenia Vidal, prefiere apostar su capital político a la Ciudad de Buenos Aires, pero se enfrenta con la presidenta del PRO, Patricia Bullrich. Una interna entre Vidal y Bullrich sería un proceso electoral interno desgastante para HRL.

Bullrich está fuerte en las encuestas de opinión pública de la Ciudad, pero Vidal tiene muy buena imagen también. En cambio, en la provincia de Buenos Aires los candidatos de JxC no suelen aparecer con tanta claridad, y la mayor parte no tiene siquiera las condiciones necesarias para enfrentar hoy por lo menos un proceso electoral.

HRL preferiría que Vidal se vuelque a la Provincia y que Bullrich no sea candidata en la Ciudad, dado que considera que la presidenta del PRO tiene un techo de votos que no le permitiría a HRL ganar por más del 60%, porcentaje que necesita para consolidar su hegemonía en este distrito.

Vidal goza de algún prestigio en la Provincia, aunque gran parte de sus votantes tienen un recuerdo vago porque la ex gobernadora desapareció del horizonte político desde que terminó su gestión. Ahora decidió reaparecer pero su indefinición genera incertidumbre en las filas de JxC. Queda poco tiempo para decidir quiénes pueden llegar a ser los candidatos en la Provincia de Buenos Aires, un distrito electoral fundamental.

Hace algunos meses, los ejes de campaña del Gobierno y el oficialismo eran la vacunación y el rebote económico. Hoy, ambas cuestiones generan dudas. La recuperación económica va a tener que esperar porque cualquier reactivación se va a basar solamente en el consumo, un alivio artificial y de corto plazo.

No son mejores las perspectivas del plan de vacunación, que le quita el sueño a Alberto Fernández. Pero el presidente todavía guarda alguna esperanza de lograr que comiencen a llegar más vacunas, que sería lo único que le permitiría recuperar oxígeno y de paso volver a fortalecerse para las elecciones. (STARKELABS)