lunes, 28 de agosto de 2017
Macri necesita perder

Ni tan cerca ni tan lejos… Mauricio Macri y Cristina Fernández en uno de sus últimos saludos

Por Raúl G. ARAGÓN (Análisis de Opinión Pública) y Roberto F. BARGA (Comunicación Política)

Pensando en la elección presidencial de 2019, el mejor escenario post octubre para Mauricio Macri, en tanto la dimensión política, sería que Cristina Fernández de Kirchner gane por algunos puntos. ¿Por qué?
En primer lugar, mantendría con vida al enemigo perfecto. Ningún otro referente de la oposición tiene el nivel de rechazo y de imagen negativa que tiene la ex presidente. Ninguno encarna como ella el peligro a una vuelta un a un modelo rechazado y temido por el 65% de los argentinos.
Una victoria de CFK en la provincia mantendría vigente, en el imaginario, la posibilidad de este peligro.
En segundo lugar, serviría para bajarle el precio a María Eugenia Vidal en la interna del PRO, precio que se vería aumentado en el caso de una victoria de Cambiemos en la provincia tras una campaña que la habrá tenido como protagonista casi exclusiva. Además, la haría aparecer como quien derrotó a la figura femenina más poderosa desde la vuelta de la democracia. Una cucarda dorada que Macri no podría ignorar.

María Eugenia Vidal, la voz de la victoria

Y, en tercer lugar, una Cristina victoriosa en el principal distrito del país dificultaría seriamente la reunificación del peronismo camino a 2019.
Si ella gana, aunque sea por pocos puntos ¿Cómo discutirle que resultó la referente del PJ con mayor caudal de votos del país? Esa pelea resultaría en un peronismo dividido, al menos, en dos fuerzas que ya serían irreconciliables.
La dirigencia peronista ortodoxa (hoy, en algunos casos, golpeada por derrotas en sus distritos) sabe que para recuperar el poder en 2019 necesita que se cumplan dos condiciones:  a) que CFK no tenga un rol protagónico y
b) un peronismo unido, y esto incluye a los referentes que hoy se agrupan detrás de la ex mandataria.
Y ella, que también sabe esto último, les impondría como condición para la unidad -de contar con una victoria en la provincia- ser quien se siente a la cabecera de la mesa donde se discuta esa unidad... A condición de ser ella la cabeza de una eventual fórmula del panperonismo.
O sea, de nuevo habría un peronismo dividido.

 

Cristina Fernández con la señal de la victoria

Así, una victoria de CFK en octubre construiría un escenario para la presidencial de 2019 idéntico al de 2015: amenaza populista y peronismo disperso.
En ese escenario, Macri tendría la victoria casi asegurada.
Los otros dos escenarios resultarían más problemáticos para el oficialismo: una victoria clara de Cambiemos socavaría fuertemente el liderazgo de CFK y garantizaría la unidad del PJ, dejando a Macri frente a un adversario que, sumando todas sus expresiones, continúa reteniendo el 60% de las voluntades a nivel nacional y también en la provincia de Buenos Aires.
Por último, un resultado electoral de empate mantendría viva a la ex presidente y obligando al PJ a disputarle la representación de la demanda social. En esa confrontación gana el más combativo, resultando en una oposición dividida, pero en conjunto, de creciente belicosidad.
Así, como sugerimos en el título de esta nota, aunque parezca paradójico, Mauricio Macri necesita que Cambiemos pierda en la Provincia de Buenos Aires.