lunes, 23 de noviembre de 2015
Argentina, sin miedo

Macri

Carmen pequeñaPor Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

Argentina celebra la victoria de Mauricio Macri como Brasil festejó el primer triunfo de Luiz Inacio Lula Da Silva, Chile el de Ricardo Lagos, Ecuador el de Rafael Correa o Bolivia el de Evo Morales. Me explico, los brasileños soñaban con un presidente obrero, los chilenos con un socialista, los ecuatorianos con el fin de un expolio y los bolivianos con un indígena en el poder. ¿Cuál era el sueño de los argentinos? Sacudirse doce años de kirchnerismo. Eso significaba no tener en el poder a un kirchnerista, por muy descafeinado que sea, como Daniel Scioli, que se presentaba acompañado, como candidato a la vicepresidencia, de Carlos Zannini, actual secretario Legal y Técnico de Cristina Fernández y kirchnerista duro entre los duros.

La campaña del miedo y el amedrentamiento, desde la propaganda política, los organismos del Estado y hasta las universidades “K” no calaron en una sociedad hastiada de una forma de gobernar donde se hizo del avasallamiento una seña de identidad.

Las expectativas que crea Mauricio Macri y su coalición de liberales y socialdemócratas Cambiemos, quizás sean excesivas. Es cierto que Macri no enamora pero logró seducir con un discurso y una imagen propia transparente. Como decía su jefe de campaña, Marcos Peña, “Mauricio es Mauricio. No pretende ser alguien diferente”. Los argentinos entendieron que no hay sorpresas detrás del rostro del ganador. No hay máscaras que oculten alguien con otro rostro y votaron por eso.

A Macri le espera una etapa muy difícil. La herencia que recibirá el 10 de diciembre no es de recibo: El Banco Central con reservas que rozan lo simbólico, una inflación del 25 por ciento, la moneda devaluada y operativa con diferentes valores en una decena de mercados paralelos, ausencia de inversiones, pobreza vergonzante y un país partido en dos. Recuperar la estabilidad económica, financiera y social no es un desafío menor.

Para poner en marcha ala nueva Argentina se necesitarán sacrificios y medidas poco gratas que deberán adoptarse con un Parlamento donde la primera minoría, al menos en los próximos dos años, seguirá en manos del peronista Frente para la Victoria. En este contexto, pese al control de la Nación, la provincia y la capital, será tarea minuciosa articular la coalición de la que forman parte radicales, los Pro del macrismo puro y los “lilitos” de Elisa Carrió.

En el peronismo también se abre una nueva etapa. La lucha por el liderazgo enterrará a Cristina Fernández de Kirchner que, posiblemente, en una primera etapa, intente conservar algo del poder que ya ha perdido. Ella, tanto o más que Daniel Scioli, es la gran derrotada. El gobernador de la provincia de Buenos Aires ya se puede despedir de la política. El peronismo no perdona la derrota. Sus vacaciones, merecidas, no se harán esperar.

El puntapié hacia delante de la democracia argentina no pasará desapercibido en Sudamérica. Nicolás Maduro ha visto poner a remojo no las barbas pero si la frondosa melena y sus extensiones, de Cristina Fernández de Kirchner. No será de extrañar que el próximo en pasar por el barbero de las urnas sea él. Quizas, el triunfo de Mauricio Macri también sea, sin proponérselo, el principio del fin del chavismo. El tiempo, en breve, lo dirá.

Infografía de Carlos CÓRCOLES