lunes, 4 de enero de 2016
Reescribir la historia en la América Latina del siglo XXI

Nisman

CLARARIVEROSPor Clara RIVERO, para SudAméricaHoy

En 1984, Londres era la tercera provincia más poblada de Oceanía, allí vivía Winston Smith (39). Hurgaba constantemente en su memoria buscando recuerdos que le indicaran si esa  lúgubre ciudad había sido de otra manera, si la textura física de la vida había sido siempre así. ¿Siempre estuvieron vigilados por la Policía del Pensamiento? ¿Cómo fue la vida antes de la Revolución? Las generaciones más jóvenes crecieron en el mundo instaurado por la Revolución y solo conocían el Socing -socialismo inglés-, por eso la existencia del Partido se aceptaba como algo inalterable. Burlaban algunas reglas pero la destrucción del sistema no era el eje movilizador, salvo para Winston que había fijado la resistencia en su cabeza, en la cordura y en la búsqueda de la verdad.

1984Orwell

Expertos del sector editorial en Reino Unido eligieron -en 2015- los 20 libros que consideran más importantes en la historia, 1984 de George Orwell, fue uno de ellos.

El Partido tenía principios (la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud y la ignorancia es la fuerza) y mecanismos para su funcionamiento (la mutabilidad del  pasado, el doblepiensa y la nuevalengua). Se gobernaba desde cuatro ministerios: el Ministerio de la Verdad –Miniver- a cargo de las noticias, la cultura, el entretenimiento y la educación; el Ministerio de la Paz -Minipax- hacía la guerra; el Ministerio de la Abundancia -Minindancia- conducía la economía; y, el Ministerio del Amor – Minimor- mantenía la ley y el orden, reeducaba a quienes osaban salir del redil.

El lugar más alto en la estructura de poder lo ocupaba el Hermano Mayor, un ser infalible que nadie había visto pero tenía rostro, un rostro de bigotes negros que lo invadía todo. Los integrantes del Partido Interior gozaban de pequeños privilegios pero llevaban una vida austera, los del Partido Exterior apenas sobrevivían. Los proletarios eran la mayoría, excluida y despreciada por el Partido, toleraban sus condiciones miserables porque les hicieron creer que vivían mejor que sus antepasados, el aislamiento evitaba las comparaciones.

Winston era miembro del Partido Exterior, se desempeñaba como funcionario del Departamento de Archivos en el Miniver, su trabajo consistía en falsificar la historia, los hechos, las noticias, las estadísticas, sustituía promesas por advertencias, transformaba la escasez en abundancia y las derrotas en victorias. Syme, ortodoxo virulento,  era filólogo del Departamento de Investigación y  estaba dedicado a la undécima edición del diccionario de nueva lengua, su trabajo era destruir las palabras. En 2050 la vieja lengua habría desaparecido, la literatura del pasado sería destruida en forma y contenido. “La Revolución se habrá completado cuando el lenguaje sea perfecto (…) no existirá el pensamiento tal y como lo entendemos hoy. La ortodoxia equivale a no pensar”. Syme fue vaporizado y Winston se venció a sí mismo tras la estancia en el Minimor.

El progreso era el avance hacia el dolor. El odio, la desigualdad y la falta de libertad eran condiciones necesarias para la estabilidad del régimen así como la reescritura de la historia, la guerra perpetua y el enemigo externo, la vigilancia y la represión. El poder no era un medio para el Partido, era el fin en sí mismo. “Nadie instaura una dictadura para salvaguardar una revolución, sino que la revolución se hace para instaurar una dictadura”.

En América Latina gobernantes y dictadores desafían la ficción. Algunos –no todos- todavía usan bigote, continúan canalizando el odio entre los Goldsteins (traidores) y los enemigos externos. La revolución triunfante en Cuba celebra 57 años de dictadura de los Hermanos Castro, grupos disidentes piden la apertura del régimen y la libertad para 60 presos políticos. En Venezuela, el chavismo se aferra al poder y la oposición busca la libertad para 76 opositores encarcelados, reconstruir el país será una tarea de largo aliento. En Nicaragua, disidentes sandinistas acusan la falsificación histórica de la revolución para crear una imagen mesiánica de Daniel Ortega.

PtesLatam

El Hermano Mayor inspira a los líderes del siglo XXI, no así la austeridad del Socing. El despilfarro y la corrupción han sido la regla, tan importante acumular riqueza como poder. En cambio, el doblepiensa les resulta un mecanismo atractivo para hablar de revoluciónmovilización socialinjerencismo. Se llaman revolucionarios pero no lo son aunque tienen como referente a distintos dictadores. Cuando la injerencia contribuye a legitimar acciones arbitrarias, halaga y es bienvenida, cuando los cuestiona, es inadmisible. Si la movilización social la promueven ellos se asiste al clímax de la democracia participativa, si se hace para protestar es un intento destituyente.

18F

HB¿Manifestaciones de odio y juicios públicos a traidores y criminales mentales? Por supuesto. En Argentina han tenido lugar múltiples eventos. En 2010, en juicio popular se pretendió juzgar a periodistas del diario Clarín. Hebe de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo leyó la “sentencia” y afirmó que “los acusados fueron encontrados culpables de haber traicionado al pueblo”.

Comenzando 2015, Argentina sorprendió al mundo con la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman que había denunciado a la presidente y a sus colaboradores, ni siquiera su muerte apaciguó el odio en las filas del kirchnerismo.

El uso del lenguaje se tomó muy en serio. Syme tenía razón, el objetivo final de la nuevalengua era reducir el alcance del pensamiento, el presidente Nicolás Maduro introduce nuevas expresiones y muestra fascinación por la destrucción de las palabras. La felicidad no es un asunto personal sino una cuestión de Estado y para eso el chavismo dio origen al Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo y el correísmo creó el Ministerio del Buen Vivir para guiar la búsqueda de la felicidad.

Los gobiernos autoritarios no se conformaron con las cadenas interminables, convirtieron los medios de comunicación públicos en medios que responden a los intereses de sus partidos, los periodistas militantes devenidos en comisarios políticos han cumplido tareas de hostigamiento y descalificación de aquellos que se atrevieron a denunciar y criticar la arbitrariedad de estos regímenes. Se instalaron poderosas maquinarias de propaganda, crearon instrumentos para reescribir el pasado, así como para vigilar y castigar. Piénsese en la Secretaría para la Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional, el Instituto Dorrego, la AFSCA y 678 en Argentina o en la Secom, el Cordicom y la Supercom en Ecuador.

Para el correísmo la guerra contra la prensa sigue sin tregua, 1400 agresiones contra la libre expresión entre 2008 y 2015, el principal agresor es el Estado. Un Estado que agrede, vigila, sanciona e invade los hogares con propaganda, en versión musical –“Si esto fuera una dictadura, sería la dictadura del amor”– o, como parte del menú de navidad -con pan, esperanza y Correa en la mesa-. En Bolivia, el antiimperialista Evo Morales protagoniza la versión readaptada de Star Wars para impulsar su campaña y eternizarse en el poder. Él es el presente y el futuro, la fuerza acompaña al Hermano Mayor. “El Hermano Mayor vela por ti”.