martes, 22 de diciembre de 2015
Otro año, otros tiempos…


sudamericahoy-columnistas-carmen-de-carlos-bioPor Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

Algunos argentinos no terminan de acostumbrarse. Se levantan por la mañana, “prenden” la radio y la voz habla de Mauricio Macri como si fuera el presidente de Argentina. Lo es. Las navidades y el fin de año traen estas noticias  a una población que, poco a poco, comienza a tomar conciencia de que Argentina ha dejado de ser lo que fue durante la última década.

Lo que queda del kirchnerismo (poco a poco se difumina y de aquí a un año y medio será nostalgia) se resiste con manifestaciones que rozan lo ridículo. Axel Kicillof, Hebe de Bonafini, Andrés “El cuervo” Larroque, Mariano Recalde, Julio De Vido y la seguidilla de ex asalariados del Estado “K”, se echaron estos días a la calle a protestar porque, en el fondo y en la forma, no asumen que perdieron las elecciones. Llamaron «hijo de puta a Macri», le identificaron con la dictadura militar (1976-83), «denunciaron» la unificación del mercado cambiario y la “devaluación” y anticiparon las siete plagas que, al menos de momento, no parecen siquiera asomar.

En ese escenario de surrealismo criollo los soldados al servicio del sueldo de “Cristina” que “copaban” el aparato de propaganda oficial se quedaron solos en sus reproches. Los “6,7,8” de la televisión pública y los pseudo intelectuales de “Carta Abierta” gritaron en el desierto del desconcierto del nuevo Gobierno. Proclamaron libertad para seguir “chupando del bote “K” y denunciaron una censura que nunca llegó. No terminan de entender que no están más ni son dueños de nada salvo de sus querellas pendientes con la ética y en la Justicias.

El Gobierno de Mauricio Macri, en rigor, no tuvo ni que mancharse las manos con esa herencia. Sus contratos de periodismo e “intelectualismo” militante se extinguieron por deseo de su contratista y del sentido común. La sombra que cobija ahora al poder se alarga con otra brújula de referencia.

«6,7,8» El buque insignia de la desfachatez kirchnerista o del periodismo mal entendido, en la televisión pública, se hundió por exceso de su propio peso. La bandera del pensamiento único que llegó a ser oficial con Ricardo Foster (ex secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, sic) como estrella de Belén, se apagó entre las fauces de las polillas frente al aturdimiento de jóvenes que no entienden qué ha pasado, qué está pasando y mucho menos, qué va a pasar (sobre todo con ellos).

La «muchachada» que les seguía ciegamente y se había colocado en la Administración creyó –o les hicieron creer- que lo de los demás era suyo y lo suyo propiedad eterna (el Gobierno revisará los contratos de 24.000 empleados públicos, herencia de CFK detallada hasta el último minuto de su Gobierno).

Los presidentes y representantes de las delegaciones. Foto Efe

Los presidentes y representantes de las delegaciones. Foto Efe

El “shock” por Navidad se vive en ambas orillas de una Argentina que comienza a mirar a otro horizonte. Y en esa dirección, mira por dónde, los países vecinos, con mayor o menor entusiasmo, se empiezan a alinear. El mensaje de Mauricio Macri en la reunión de Mercosur tuvo el visto bueno de Michelle Bachelet frente al ridículo bochornboso de Delcy Rodríguez. El presidente de Argentina pidió por la liberación de los presos políticos en Venezuela y la consolidación en la región de una democracia consistente. La Canciller de Nicolás Maduro le reprochó “injerencismo” (sic) y haber liberado a represores en la primera semana de su Gobierno. El primer término no tiene conjugación y la segunda afirmación es una falacia que únicamente un relator “K” pudo soplársela a la oreja de Delcy. A estas horas debería estar pidiendo perdón en varios idiomas y haciendo las «valijas».

Cambia todo cambia. Parecía que nunca iba a llegar pero llegó. Evo Morales ahora se echa un partido de fútbol sala con Mauricio Macri y se abrazan. Rafael Correa besa y re besa a Gabriela Michetti, Juan Manuel Santos se hace el distraído con el galeón español pero aplaude los nuevos vientos del sur del sur, Horacio Cartés celebra que, por fin, un presidente argentino fuera a una cumbre a Asunción y Tabaré Vázquez no cabe en sí de gozo de no tener enfrente a Cristina Fernández. El único que se queda, como los soldaos “k”, sin entender que todo está cambiando es Nicolás Maduro. Quizás, parar abrir los ojos, debería visitar a la viuda de Néstor Kirchner. Podría ser un consuelo y más, por Navidad.

¡Felices Fiestas y Feliz 2016! 

6,7,8 Un botón de muestra suave…