viernes, 13 de abril de 2018
Ricardo Darín no está solo en la Croisette


CANNES. Por Ernesto PÉREZ, para SudAméricaHoy

Este no ha sido un año muy afortunado para el cine
latinoamericano que no ha encontrado cabida en el concurso oficial, salvo por la presencia de Ricardo Darín que como coprotagonista del film hispano-franco
italiano «Todos lo saben», junto a Penélope Cruz y Javier Bardem, del iraní Asghar Farhadi, tendrá el honor de ser el primer argentino que inaugure un Festival de Cannes, llegado con esta a su 71a. edición (8/19 de mayo).
Darín no estará solo en la Croisette. También llegará su hijo Chino,
coprotagonista con Cecilia Roth de «El ángel» de Luis Ortega, único film
latinoamericano de todo el concurso oficial pero en la seccción paralela «Una
cierta mirada», con jurado propio presidido por Benicio del Toro.
Existe en cambio gran curiosidad por el nuevo documental de Wim Wenders,
centrado en la figura de Papa Francisco, «Pope Francis – A Man of His Word»,
que se anuncia no como una simple biografía sino como un viaje personal del
director alemán a través de las ideas y el mensaje reformista del pontífice
argentino, y de su actitud ante los principales problemas de la actualidad.
El documental se exhibe en la sección Proyecciones Especiales, fuera de
concurso, igual que el brasileño «O grande circo mistico» de uno de los
grandes nombres del cinema novo, Carlos «Caca» Diegues, que se sienta
nuevamente en la silla del director, después de más de una década que ha
pasado desde «O maior amor do mundo» del 2006 (hasta este momento estaba muy activo en el oficio de productor) a sus sonados 78 años que cumplirá
justamente durante el festival, el 19 de mayo. Su film es una docufiction sobre una famosa familia de circenses austríacos en Brasil.

El honor del séptimo arte del subcontinente lo salvan los estudiantes de
cine que, entre los 17 seleccionados de los 2.346 postulantes llegados de todo
los rincones del planeta, han ocupado tres puestos con el argentino «Cinco
minutos afuera» de Constanza Gatti de la Universidad del Cine (FUC), el
chileno «El verano del león eléctrico» de Diego Céspedes de la
ICEI-Universidad de Chile y el mexicano «Los tiempos de Héctor» de Ariel
Gutiérrez de la CCC, que aspiran a los premios de la Cinéfondation del 71o.
Festival de Cannes (8/17 de mayo), que asignará un jurado presidido por el
cineasta francés Bertrand Bonello.
Entre los infaltables habitués que el seleccionador Thierry Frémaux
invita años tras años están Jean-Luc Godard con un «Livre d’images» que se
anuncia como eso mismo, un film de una hora y media hecho solo de imágenes,
mudo pero con una canción revolucionaria como fondo musical, el mencionado
Farhadi (Premio ecuménico por «El pasado», mejor guión por «El cliente»), el
italiano Matteo Garrone (con «Dogman» sobre la terrible venganza de un
peluquero de perros contra el hombre que lo humillaba, inspirado en un famoso
hecho policial ocurrido en Roma a finales del siglo pasado), el norteamericano
Spike Lee (con «Blackklansman» sobre un policía que se infiltra en el Ku Klux
Klan hasta ser un importante dirigente) o el japonés Kore-eda Hirokazu (con
«Shoplifters») que no falta nunca desde «Padre e hijo» del 2013, hay otros que
han estado ya aquí pero sin ganar premios importantes.

También vuelven, pero sin poder ser definidos como habitués, están la
libanesa Nadine Labaki, que entra en concurso por primera vez después del
éxito de su ópera prima «Caramel» y de la segunda «Y ahora adónde vamos»,
con «Cafarnaum» la ciudad en la que Jesús hizo muchos milagros, el chino Jia
Zhang-ke a su tercera aparición consecutiva en Cannes después de su León de
oro veneciano por «Naturaleza muerta» en 2006, que con «La ceniza es blanca
pura» cuenta una historia de amor violento entre 2001 y 2017, el sudcoreano
Lee Chang-dong, parsimonioso autor de solo cuatro films en lo que va del
siglo, tres de los cuales en Cannes con este «Burning» y premiado por la
FIPRESCI en Venecia en 2002 por «Oasis», mientras la joven italiana Alice
Rohrwacher, hermana de la más talentosa actriz del momento, Alba Rohrwacher,
se confirma como abonada exclusiva de Cannes con su tercer largometraje,
«Lazzaro Felice», después de haber ganado exageradamente el Gran Premio
Especial de Jurado con su segundo, «Le meraviglie», en 2014.
El polaco Pawel Pawlikowski, por ejemplo, con cinco films en su haber,
entre los cuales el premio Oscar «Ida», nunca había estado en Cannes y ahora
trae «Guerra fría», historia de amores desencontrados detrás de la cortina
de hierro, mientras el norteamericano David Robert Mitchell había debido
conformarse con dos invitaciones a la Semana de la Crítica, reservada a
primeras y segundas obras, es con la tercera, «Under the Silver Lake»,
historia de una obsesión, que consigue entrar en la liga mayor.
Pero el concurso en Cannes es también un llamado al mundo entero para que
abogue por la libertad de dos cineastas encarcelados en su propio país y su
presencia estará seguramente representada por una silla vacía: se trata del
iraní Jafar Panahi (León de oro en Berlín 2015 por «Taxi») que trae «Tres
caras», salido clandestinamente del país, y el ucraniano Kirill
Serebrennikov, que conquistó con su debut en Cannes en 2016 con «El
estudiante», sobre un extremista cristiano-ortodoxo, y que ha logrado sacar
del país a su último film, «Verano», del que nadie sabe nada.