sábado, 18 de febrero de 2017
«Stravaganza», mejor sin Nacha


Por Carmen DE CARLOS

Buenos Aires y teatro, al caer la noche, pueden utilizarse como sinónimos. Con dinero o sin él una oferta variada está al alcance de la mayoría de los bolsillos. Los musicales, que este año el cine ha vuelto a poner de moda con “La, La, Land”, son habituales en la Avenida Corrientes. El último, “Stravaganza”, es un montaje nuevo de Flavio Mendoza, un todo terreno en la máquina de la creación artística sobre las tablas.

La obra podría ser una versión argentina, para teatro, del circo Du Soleil con letra y música de una compañía espléndida donde únicamente desentona –da lástima decirlo- Nacha Guevara. Adjudicarle un papel de seductora, de musa que engatusa a un poeta jovencito en busca de sí mismo y de su propio tango, parece un gesto de escaso buen gusto dada su edad y condición.

Por más que se cuide Nacha y pacte con quien sea para mantener el tipo, los años no perdonan. Su cuerpo, como es natural, no es el que era y su voz se corresponde con la de una mujer que ya pertenece a la tercera edad. Hay escenas que rozan lo esperpéntico (la carrerita con pasitos temblorosos estremece) y el besito en los labios entre la anciana que se supone que es una musa y el Virgilio que encarna Felipe Colombo, pone la piel de gallina.

Por lo demás, la historia es buena, bonita y brillante. Las versiones del amor, con una dedicatoria especial al mundo gay, se adornan con vestuarios espectaculares y físicos marmolados. Plumas, lentejuelas, brillantinas, tangos clásicos, bailarines y malevos con boleadores son un placer para los sentidos.

El contorsionismo tiene expresión con sello propio y un personaje como el mudo, asume con genialidad su papel de correa de transmisión de la amistad. Los trapecios y el movimiento (excelente Elenonora Cassano) son formidables.

Si a lo dicho le sumas el encanto añadido del Teatro Broadway y el aperitivo, con vinito incluido, en la parte más próxima al escenario, la noche sale redonda, como el amor cuando es verdadero.