sábado, 23 de enero de 2016
Volver a empezar

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Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

Transcurrido poco más de un mes desde la investidura de Mauricio Macri, las voces del pasado elevan el tono. El dedo acusador del kirchnerismo residual (se diluye más rápido de lo previsto) apunta al presidente como el causante de todos los males que ellos dejaron. Inflación, inseguridad, narcotráfico y la famosa “grieta” o brecha en la sociedad.

Después de trece años de ausencia, Argentina, como el hijo pródigo, volvió al Foro Económico de Davos. El regreso lo protagonizó un presidente que nunca lo habría abandonado. En Suiza, una vez al año, se cita lo más granado del poder financiero y político del globo terráqueo. No estar es muy parecido a no ser. Por eso, Macri viajó sin haberse recuperado del todo de una fisura en la costilla. Volver a empezar es un buen comienzo.

El presidente de Argentina hizo la tarea. Estrechó manos con David Cameron sin que el océano de Las Malvinas les convirtiera en enemigos, conversó con Benjamín Netanyahu con serenidad pese a no estar resuelta la muerte del fiscal Alberto Nisman (no olvidar atentados en la Embajada de Israel y en AMIA) y habló en el mismo idioma del vicepresidente Joe Biden con Joe Biden. ¿Será su próxima charla con Barak Obama?

Macri y Joe Biden en Davos

Macri y Joe Biden en Davos

En Buenos Aires el ahora diputado, Máximo Kirchner, patalea porque puede perder la oficina que le había reservado el Frente para la Victoria en el Congreso. El cambio le resultó tan molesto que los suyos forzaron la cerradura del despacho. Ahora el cuarto está precintado.

También en Davos Mauricio Macri proclamó a Sergio Massa, ex candidato peronista del Frente Renovador, como futuro presidente del Partido Justicialista (PJ) que fundó Juan Domingo Perón. Generoso, le invitó como compañero de viaje a Suiza y astuto, en los Alpes le sorprendió.

Daniel Scioli, el ex gobernador manco que asegura que le “dolió más perder la elección que el brazo”, resucitó de un letargo que podría ser eterno. La “interna” está que arde y antes de que termine el año debería estar resuelta pero en el peronismo, como en política, es difícil sostener fracasados.

En diferentes puntos de Argentina se organizaron cortes de ruta para protestar por la detención en Jujuy de Milagro Sala, cabecilla de la organización Túpac Amaru y diputada electa del Parlasur con una veintena de causas judiciales pendientes. Entre otras, la de varios muertos y el desfalco de veinte millones de pesos, algo menos de millón y medio de dólares. La señora era el brazo armado de un Estado dentro del Estado. Se sostenía con los fondos que le llegaban de la mano de Alicia Kirchner bajo instrucciones de la ex presidenta, Cristina Fernández. El disparador de su arresto fue el acampe de un mes frente a la Gobernación de Jujuy donde la imputaron por “instigación a cometer ilícitos y tumultos”.

En el Senado, Gabriela Michetti, vicepresidenta y presidenta en funciones los días que estuvo ausente de Mauricio Macri, anticipó: “Los resultados de las auditorias, en todos los organismos y departamentos, se conocerán en febrero”. Su temor, “que haya un millón de ñoquis (funcionarios que van el 29 de cada mes a cobrar) o puestos sin atribuciones”. Todo es posible, hasta que La Cámpora preparé la “rentrée” de su lideresa. Lo del aforo y el público será otra historia.