martes, 20 de febrero de 2018
“7 Days in Entebbe”, un traspiés en la carrera de José Padilha


Berlín. Por Ernesto PÉREZ, para SudAméricaHoy

El cine brasileño es, junto al argentino, el otro gran
ausente del concurso oficial del 68o. Festival de Berlín, pero al igual que el de su vecino del sur, su presencia es imponente en las demás reseñas paralelas.
Cabe agregar, de todos modos, que esta ausencia de la sección principal es mitigada por su participación en la producción del film paraguayo “Las herederas” de Marcelo Martinessi, hasta hoy lo mejor que se ha visto del festival y firme candidato a los premios finales, y a la presencia del carioca José Padilha como director de la coproducción anglo-norteamericana “7 Days
in Entebbe”, proyectada fuera de concurso.
Pero, como dijéramos, es en las reseñas paralelas que el cine brasileño
se hace valer. Sobre todo en la sección Panorama que cuenta con jurado
popular propio y en la que descubrimos la película de ficción, “Tinta Bruta”,
de Marcio Remolón y Filipe Matzembacher (sobre un adolescente que busca
emociones en los chats por Internet), y nada menos que tres documentales,
“Bixa Travesty” de Claudia Priscilla y Kiko Goifman (sobre dos notorios
cantantes transexuales paulistas, Linn da Quebrada y Jup de Bairro) “Ex
Pajé” (sobre el impacto de las nuevas tecnologías y medios de comunicación
en la vida de una tribu indígena), y ”O Processo” de Maria Augusta Ramos
que aborda el juicio de impeachment que terminó con la presidencia de Dilma
Rousseff en 2016.
También en “Generation 14 plus” y “Generation K Plus”, dedicadas al
cine para niños y adolescentes, figura el cine brasileño con
“Unicórnio” de Eduardo Nunes, sobre el despertar al mundo de una niña de
trece años, mientras en “Forum/Forum Expanded”, donde encuentra cabida el
cine más experimental y revolucionario de toda la Berlinale, ha sido invitado
“Eu sou o Rio” de Gabraz Sanna y Anne Santos sobre el músico y performer
carioca Tantao.

“7 Days in Entebbe” es un traspiés en la carrera de José Padilha, que
con su segundo largometraje, “Tropa de elite”, conquistara aquí mismo en
Berlín el Oso de Oro al mejor film en 2008, lanzándolo al ruedo
internacional en el que continuó luego con el remake de “Robocop” en 2014
y la aplaudida serie TV “Narcos” en 2015.
El film rememora el sonado secuestro en el aeropuerto de Atenas de un
avión de Air France que el 27 de junio de 1976 hacía el vuelo Tel
Aviv-París, con una mayoría de pasajeros israelíes a bordo que hubieran
debido servir de rehenes para que el gobierno de Shimon Peres liberara una
cuarentena de presos palestinos.
Pero el gobierno israelí, fiel a su política de no negociar con
terroristas, tomó por asalto el avión estacionado en el aeropuerto ugandés
de Entebbe, matando a los cuatro piratas aéreos, dos alemanes y dos
palestinos, y sufriendo la pérdida de un solo soldado, hermano del actual
premier Benjamin Netanhayu, y cuatro pasajeros.
Se trata de un proyecto que pasó por muchas manos antes de caer en las de
Padilha que supo darle un discreto ritmo narrativo, interrumpido por un
número coreográfico bello per innecesario y que no tiene nada que ver con la
acción, pero dirigiendo sin ninguna convicción a Daniel Brühl y Rosamund
Pike en el papel de los dos terroristas alemanes, y sobre todo chapuceando lo
que hubiera debido ser la secuencia clave de todo el film, el asalto al
aeropuerto, resuelto con una carrera en cámara lenta del pelotón israelí
que resta toda emoción a la escena.