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Discurso de Gabriel Boric
Por Ignacio PERALES, para SudAméricaHoy
Sufrió pero, al final, lo logró. La presidenta de Brasil obtuvo la reelección. Dilma Rousseff, economista de 66 años, finalmente, convenció a la mayoría del electorado de que el mejor cambio es la continuidad de ella durante los próximos cuatro años. Los resultados, con el 100 por 100 de los votos escrutados, le adjudican el 51,64 % frente a los 48,36% del socialdemócrata Aécio Neves que se quedó con la miel del poder en los labios.
La campaña agresiva, a veces poco escrupulosa y en ocasiones de duros golpes bajos, le dio resultado a la ahijada política de Luiz Inacio Lulda Da Silva al que, sin duda, tiene que estar agradecida y así lo dijo e su primera intervención. También el PT (Partido de los Trabajadores) debe estar feliz. Con este resultado tiene garantizada su presencia durante 16 años consecutivos en el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo.
La corrupción, el flanco más débil de Rousseff, con una gestión económica mediocre, no le pasó factura en las urnas pese a la montaña rusa de encuestas que, periódicamente, anticipaban que pagaría caro el no haberse enterado o cerrado los ojos frente a la red de corrupción que se tejió a su alrededor. El caso Petrobras, con arrepentido incluido, fue el último que, en algún momento, pareció poner contra las cuerdas su reelección.
Las urnas han hablado y ya se sabe, la voz del pueblo es la voz de Dios y en este caso, la elegida fue, de nuevo, esta mujer a la que esperan no pocos desafíos los próximos cuatro años.