viernes, 7 de septiembre de 2018
«Jair Bolsonaro y el instinto criminal», por Carmen DE CARLOS


Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy

Era, y quizás ahora lo sea aún más, el favorito en las encuestas después de Luiz Inacio Lula Da Silva (inhabilitado por el Supremo por corrupto). El ultraderechista y ex capitán del Ejército, Jair Bolsonaro si, como anticipan los médicos, se recupera plenamente de la cuchillada que recibió en un mitin en Minas Gerais, podría convertirse en héroe y con los héroes, ya se sabe lo que pasa. «Super Bolsonaro» estaría en condiciones de despertar ahora las pasiones de la multitud y raro sería que su apoyo no arrancara una carrera meteórica con traducción en las urnas. Hasta entonces, Brasil se pregunta, cómo fue posible.

Nunca antes un candidato había sido víctima de una agresión o atentado. El gigante sudamericano no es México (en la ultima campaña mataron a cerca de un centenar en todo el país) ni tiene parecidos con  Colombia. Brasil, con todos sus problemas, -y el de la violencia es uno-, carece de historia de conspiraciones para asesinar a político o espontáneos con instintos criminales.

Las imágenes del hombre, más a la derecha de la derecha, a hombros de la multitud y su rostro, cuando le clavan un puñal en el costado izquierdo del abdomen, son estremecedoras. La mano del presunto asesino, un ex militante socialista ahora detenido, se aprecia con cierta claridad.

Bolsonaro llegó al hospital de la ciudad de Juiz Fora con el pulso difícil de apreciar,  semiconsciente y con  el 40 por ciento de la sangre derramada en el camino.   Su hijo, el diputado Flavio Bolsonaro, mandó un mensaje de calma en su cuenta de Twitter:«… Gracias a Dios, fue apenas superficial y está bien. Pido que aumenten sus oraciones por nosotros».

La totalidad de los candidatos y el presidente, Michel Temer, condenaron lo sucedido. El ataque o la muerte de un político, es siempre una mala noticia para la democracia y el género humano (recordad la de Eduardo Santos, fallecido en accidente aéreo en la campaña del 2014 ). El hecho de barbarie debe despertar el mismo horror  aunque se trate de un aspirante a la Presidencia odioso como Bolsonaro (el 40 por ciento de la población no lo soporta). Algunas de sus frases retratan al hoy convaleciente. «No te voy a violar porque no te lo mereces», le espetó a María Rosario, diputada del PT . Otra, «los afrodescendientes no hacen nada, creo que ni como reproductores sirven más». Suma y sigue su opinión sobre los indígenas brasileños: «Indios hediondos, no educados y no hablantes de nuestra lengua». Por último,  sirve recordar el comentario en una entrevista a un periodista homosexual, «tienes pinta de pintarte las uñas cuando eras pequeño».

Adelio Bispo de Oliveiro, el hombre que le asestó la puñada, se justificó en la Policía. «Nos dijo -recogen los agentes en el informe- que el motivo del intento se dio por motivos personales, los cuales no pudimos entender, diciendo también en ciertos momentos que fue por orden de Dios«. Pedro Augusto Lima Possa, su abogado, en declaraciones a TV Globo,  añadió que su cliente, (se declara en FB admirador de Nicolás Maduro)  le aseguró que actuó, «por motivaciones religiosas, de tipo político y también en relación al prejuicio que Bolsonaro siempre muestra cuando habla de raza, religión, incluso contra la mujer», según recoge  www.perfil.com.

A estas alturas y por confesión propia, parecería que no hay dudas de que Adelio sea el autor del ataque. Tampoco, como en otras ocasiones, de que existe un despreciable parecido entre víctima y victimario.