jueves, 25 de julio de 2013
«Le Pré Catelan», lo mejor para abrir boca en Río de Janeiro

Rio

Juan MAYOUPor Juan MAYOU

Las protestas sociales de los últimos tiempos me llevaron a la ciudad brasilera de Río de Janeiro.  Con lindos días y sin calores asfixiantes, desembarqué en la frontera entre Copacabana e Ipanema.

Los ataques de furia de la clase media habían quedado atrás, y mientras los trabajadores FIFA guardaban en sus valijas las maravillosas experiencias de la copa de Confederaciones, yo bajaba los cajones de equipos en el hotel pensando en donde comería esa noche.

Después de mucho meditar y buscar en Internet, elegí probar un restaurante que queda en el mismo complejo hotelero, por el cual las criticas se deshacen en elogios.  El restaurante se llama «Le Pré Catelan», y antes de contarles todo lo que comí, tome y pague, solo necesito decirles que es, simplemente, perfecto.

La vista de todas las mesas del restaurante dan a la playa de Copacabana, con una ambientación clásica y formal pero nada recargada que lo hace más que confortable. Bien insonorizado, con una atención especializada y nada cargosa, solo superada por la comida y la carta de vinos.

Mientras el Sommelier me traía la carta y comenzábamos la ardua lucha por elegir un vino blanco, trajeron a la mesa unos profiteroles con salsa de reducción de vino y un Foie Gras que realmente llevan a la gastronomía al éxtasis.

En ese momento de entrega total de mis sentidos y tras haber confesado al Sommelier mis gustos etílicos, me descubrí pidiendo un Catena Chardonnay del 2011 de Catena Zapata que me robo unos 91 puntos y me demostró, una vez más, que tengo que escuchar a los que saben cuando me recomiendan tomar más vino blanco.

La función del Sommelier esta mucho más que aprovechada en este lugar.  Un país prácticamente nuevo en el placer del vino, pero que consume mucho y tiene una intensa voracidad por aprender, no se puede desaprovechar. «Le Pré Catelan» lo entendió perfectamente y contrato a este señor, al que lamento no haber preguntado el nombre, que habla Portugués, español, Francés e Ingles y es un verdadero militante del vino, preocupado en complacer a los clientes a los que recomienda y guía cada noche.

La carta no contaba con gran variedad, de hecho eran no mas de 10 tintos y 5 blancos de cada uno de los países que ahí figuraban. Francia, Argentina, Chile, Brasil, Estados Unidos, Australia, Sudáfrica y Marruecos, en ese orden; aunque eran los espumantes los que coronaban la prolija encuadernación.

El Chardonnay se iba evaporando lentamente de mi copa cuando llego mi plato; Pechuga de Pato con Yuca empanada rellena de confitura de muslo de pato con una salsa agridulce de Malbec. Se que Gonzalo Pagés (@zooedipo) va a entenderme; el plato era pasional al 100%, una locura, realmente pornográfico, hacia mucho tiempo que no comía tan bien.

De postre, y solo para acompañar un poco a la botella que prácticamente bebí en soledad, me pedí un postre de chocolate, que era un bizcochuelo de chocolate, relleno de mouse de chocolate con frambuesas y bañado en chocolate amargo. Sin palabras. Solo chocolate.
La sobremesa fue relajada, con mi ultima copa de ese «majestuoso» y elegante vino blanco que me hizo compañía. Recordé cuando venia a trabajar a Brasil, hace unos 15 años atrás con mis antiguos jefes de la televisión Alemana, y nuestro periodista Johen (adicto al buen vino y un feroz proselitista de la parte vitivinicola de nuestro país) se pasaba la noche peleando porque le traían los vinos de la heladera casi congelados, o calientes por estar al lado de la cocina, o llegaban abiertos a la mesa; hasta recuerdo una vez que a un mozo se le rompió el corcho de un Montchenot y empujo hacia adentro la parte que le quedo en la botella, pretendiendo servir el vino de igual modo; todo esto en buenos y nada baratos restaurantes.

Brasil ha cambiado mucho en estos 15 años, tanto que la cerveza le ha dejado un pequeño lugar al vino y ese lugar, lentamente, se va llenando con calidad más que con cantidad.
Salud por Brasil y bienvenidos a la buena vida del vino; ojalá que el año próximo nos encontremos brindando con un Val de Flores Malbec por la copa que Messi y los chicos levantaron en el Maracaná.