jueves, 4 de agosto de 2016
Unas Olimpiadas y dos presidentes

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sudamericahoy-columnistas-veronica-goyzueta-bioPor Verónica GOYZUETA

El mes de agosto comienza en Brasil con dos presidentes y debe terminar apenas con uno, pues son cada vez más claras las señales de que Dilma Rousseff saldrá de la escena para abrirle paso a Michel Temer, que dejará entonces de ser interino. En el Congreso, los senadores brasileños esperan el fin de las olimpiadas y la definición del Gobierno para lanzarse a las campañas de las elecciones municipales de octubre para las que el tiempo ya les queda corto.

Temer viene articulando y presionando al Senado para que la votación sobre el futuro de Rousseff salga antes del 25 de agosto, lo que le permitiría embarcar a China a mediados de setiembre, como el presidente oficial de Brasil. El mandatario también quiere librarse del título de “interino”, para asumir por fin el cargo sin el fantasma de su antecesora, y crear su propia marca de Gobierno, lo que incluso lo ayudaría a ser candidato en 2018, como ya vocean algunos de sus aliados.

Para conseguirlo, Temer está haciendo la vista gorda de los gastos y renegociando las deudas de los estados, reajustando los sueldos de congresistas y de los jueces, los sectores que lo fortalecen en el comando, mientras le ofrece a la población un duro programa de austeridad para salir de la recesión. Otro movimiento estratégico ha sido empujar el proceso del diputado Eduardo Cunha, su correligionario, expresidente del Congreso y verdugo de Rousseff, para después de la votación de Impeachment. A pesar de estar arrinconado por denuncias, Cunha aún tiene aliados de peso que pueden ayudar en la destitución de Rousseff.

Temer, por otro lado, sigue impopular, como siempre. Su equipo de Gobierno se organiza para evitar un abucheo durante la inauguración de las Olimpiadas, el viernes en el Maracaná. La barra «Fuera Temer» sigue grande, incluso entre quienes están contra el PT. La última encuesta de Ibope y de la Confederación Nacional de Industria (CNI), muestra una aprobación del 13%, mientras un 75% lo considera malo y regular. Según el sondeo, un 66% de los brasileños no confían en su gestión y no ve diferencia con Rousseff.

Para el mercado financiero y la industria, sin embargo, el cambio de aires con la licencia de Rousseff es visto como favorable. La economía comenzó a reaccionar y quien trabaja en el área no quiere a la mandataria de vuelta.

El informe presentado esta semana por el senador Antonio Anastasia, relator del proceso, a favor del Impeachment de Rousseff, no fue ninguna sorpresa y ha sido el tiro de partida para desencadenar el proceso que debe condenarla por crimen de responsabilidad fiscal, por maniobras en la gestión del presupuesto. El informe de 440 páginas la acusa de haber cometido un crimen contra la Constitución.

dilma

Rousseff prepara una «Carta a los Brasileños”, similar a la que Lula da Silva realizó para alcanzar su primera elección en 2001, prometiendo impulsar la economía, pero el mensaje va a llegar más como una carta de despedida, tras sus casi seis meses de licencia. Su defensa también suena hueca, después de la repetición exhaustiva, y la clara falta de interés de los congresistas que ya tienen la decisión tomada. Así como no se llevó bien con el sector financiero, Rousseff nunca tuvo buen tránsito en el Congreso.

Sus pasos también la muestran lejos de la dirección del Partido de los Trabajadores (PT). En entrevista al site de izquierda, Revista Forum, Rousseff dijo que el PT necesitaba «cambiar y reconocer errores éticos» que cometió al usar fondos públicos. Semanas antes, al saber que el publicista João Santana admitió haber recibido fondos en negro en su segunda campaña presidencial, Rousseff dijo que no era su problema, que nunca había autorizado nada y que el partido tenía dar las explicaciones del caso.

El PT ya tiró hace tiempo la toalla de la defensa de Rousseff. A su lado quedan algunos militantes de su confianza, como el abogado petista José Eduardo Cardozo, que la ha defendido gallardamente todo este año ante el parlamento, y parte del electorado que salió a las calles contra Temer. Pero los manifestantes, tanto de su lado, como en su contra, se han desinflado, como se vio en las protestas del domingo pasado, mucho menores que las que se vieron al borde de su salida del Palacio, en mayo. En la mira del PT, el objetivo es salvar a Lula de una potencial prisión para lanzarlo como candidato a la presidencia del 2018, donde a pesar de su desgaste, sigue favorito.