lunes, 21 de noviembre de 2016
Bachellet, el temblor constantes bajo sus pies


Ignacio PeralesPor Ignacio PERALES
El segundo Gobierno de Michelle Bachellet sigue su curso oscilante. La presidenta chilena sufre en esta experiencia más que en la primera. Su primera despedida de La Moneda fue un terremoto, en sentido real y figurado. El recorrido de la de éste, -más cerca del final que del principio-, se puede parecer al de un temblor permanente de poca intensidad pero, remedando a Patricio Navia, en sacudida constante.
La última renovación de Gabinete es un movimiento que cambiar, lo que se dice cambiar, cambia poco. Las líneas maestras, al ratificar al ministro Secretario General de la presidencia, Nicolás Eyzaguirre, está claro que son las mismas. Ni cambia todo ni nada cambia. El maquillaje resulta escaso y la determinación de la socialista, al insistir con lo mismo –o el mismo- sugiere que consiste en resistir.
Dicho en palabras de  Navia, «Lo importante aquí no es lo que pasó, sino que lo que no pasó. No se fue Eyzaguirre y eso muestra que la Presidenta está determinada a mantener su línea hasta el final. Haber reemplazado al ministro Segpres abría la opción de un nuevo trato con los legisladores tanto de la oposición como de la Nueva Mayoría. Al mantenerlo, la Presidenta dice olvídense, prefiero no seguir pasando leyes a cambiar mi estilo».

El batacazo del oficialismo en las últimas legislativas y la derrota de la alcaldesa de Santiago, Carolina Toha, prendieron la luz de alarma tarde y no parece que ya se vaya a traducir en medidas reales para intentar recuperar un terreno electoral que, pese a las dificultades de Piñera, parece ir ganando.
La amenaza del candidato y ex presidente conservador, a día de hoy, sugiere que la imagen de su estampa en el Palacio de la Moneda podría ser algo más que un efecto de declamación.

El regreso al poder de la derecha es una posibilidad real.
Bachellet y los suyos –los poquitos en los que confía- deberían enderezar el final del camino a las urnas. Si no lo hacen y sigue sin “recalcular” su GPS, Piñera intentará adelantarse y posiblemente, entonces, lo que tiemble sea algo más que la tierra.