viernes, 20 de septiembre de 2013
Amistades peligrosas

Ignacio PeralesPor Ignacio PERALES, para SudAmericaHoy (SAH)

De puertas adentro se mantiene el misterio pero de puertas afuera todo fueron gestos amables en la residencia presidencial de Olivo. Aunque, no tanto. Rafael Correa llegó a Buenos Aires, pisó tierra firme y habló del acuerdo entre Chevron y la petrolera Ypf, suscrito por su aliada, amiga y cómplice en los foros internacionales, Cristina Fernández de Kirchner. “Confiamos totalmente en Cristina. Si hubiera sido presidenta de Ecuador en la época en que Téxaco (Chevron) destruyó la selva, eso jamás lo hubiera permitido”, aseguró en el aeropuerto.

Correa, aunque lo intenta disimular, está disgustado, se siente traicionado y perjudicado en su estrategia de darle su merecido a la multinacional estadounidense a la que acusa de arrasar con el medio ambiente.

Los tribunales de su país condenaron a “la firma” a pagar 19.000 millones de dólares como indemnización pero los estadounidenses no han soltado un centavo. Dicho esto, lo más grave es que el golpe bajo le llegó de quien menos lo esperaba.

El presidente de Ecuador gritó al mundo el atropello y conminó a la comunidad internacional a no comprar ningún producto que lleve el sello Chevron. Estaba en campaña eterna cuando se desayunó con la millonario inversión que hará Chevron en el yacimiento de Vaca Muerta, la esperanza blanca del petróleo negro argentino.

Si el mismo escenario se hubiera dado en Chile, Colombia o el mismísimo Barak Obama hubiera dicho o hecho algo similar, Correa habría gritado su indignación al mundo en la CNN y en todos los micrófonos abiertos que hubiera encontrado a su paso. Pero no, el revés vino de ella y como es ella, se muerde la lengua y se traga el sapo aunque el animal se le atragante. Ten amigas para esto.