viernes, 30 de diciembre de 2016
Correa y su despedida de Ecuador en el 2017


Por Ignacio PERALES

El 2017 despedirá a Rafael Correa. Muy a su pesar, el ecuatoriano se irá de la Presidencia y su anhelo por entregársela a su primer vicepresidente, Lenín Moreno (AP), no está claro que se cumpla. Los ecuatorianos dividen sus preferencias entre varios candidatos de la oposición y el elegido de Correa que, en principio, va favorito en las encuestas con un apoyo en torno al 35 por ciento, parece que inaugura estos días una tendencia peligrosa a la baja.

Los cuatro candidatos –de los ocho que están en carrera- que le siguen son: Guillermo Lasso (CREO) supera el 22 por ciento, Cynthia Viteri araña el 1 por cieno, Paco Moncayo el 7 y Dalo Bucaram, el hijo de Abdalá, con algo más del 3 por ciento. Los dos primeros han comenzado a recuperar terreno y no son pocos los analistas que anticipan que mantengan la tendencia. La gente quiere cambio y así lo manifiesta en diferentes encuestas.
En los diferentes sondeos realizados la última semana de diciembre (Cedatos, y Market )  uno advierte que el 70 por ciento de los encuestados quiere que haya un cambio radical en la conducción del país frente a un 17 que lo quiere gradual y  solo un 10 por ciento se inclina por el continuismo.
Mientras los ecuatorianos se preparan para las elecciones, reniegan de la recesión, se preguntan si es sostenible el dólar como moneda propia y confiesas sus principales preocupaciones, éstas lo serán también de los asesores de campaña. En expresar o reconocer el disgusto no existe en Ecuador el equivalente al voto vergüenza que últimamente pone entre las cuerdas a las encuestadoras. La crisis económica (28 por ciento), el desempleo (26 por ciento) y la corrupción (19 por ciento) están en el pódium de sus problemas.
Después del terremoto que sacudió cimientos y despertó algunas conciencias, la solidaridad fue un valor que reconoce la mayoría de la población. No es exactamente esa virtud la que decide la imagen del presidente. La gestión de Rafael Correa logra una aprobación de entre el 30 y el 42 por ciento en el 2016. Teniendo en cuenta el año pasado y el tiempo de desgaste en el poder Correa puede darse más que satisfecho.