martes, 21 de febrero de 2017
Ecuador y la sacudida de la segunda vuelta


Por Ignacio PERALES

El tiempo muerto transcurrido entre el parón del escrutinio y la declaración de Juan Pablo Poso, presidente del Consejo Nacional Electoral, le puede salir caro al “correismo” que es lo mismo que decir al “leninismo”. Por mucho que se explicara el hombre, nadie podía entender que se suspendiera el recuento de votos a falta del 10 por ciento. La excusa implícita de la prudencia (por «inconsistencias» etc), dada lo apretado de los resultados, en el sentido de si habría o no segunda vuelta, es difícil de defender. «Efectivamente habría una tendencia marcada y segunda vuelta», confirmó finalmente.
La vigilia de los que no votaron a Lenin (sí, le bautizaron así en homenaje al líder ruso) fue sumando voluntarios . Más tardaban en hablar, más gente se concentraba a las puertas del centro de cómputos y más advertencias hacía el ex banquero Guillermo Lasso (Creo-Suma). Conociendo el estilo de Gobierno y las pocas ganas que tiene Correa de estar lejos del poder, así como la fe ciega que tiene en su ex vicepresidente, resulta complejo no pensar mal.
Las sospechas de que se preparaba un fraude se extendieron rápidamente y la movilización de la gente, bien pudo servir de pulso para conocer si Ecuador estaba dispuesta a tolerar ese brinco final que podía colocar a Lenin (Alianza País) como presidente electo ya. El tuit de Evo Morales, el mismo domingo felicitando a Lenin por su victoria, había alimentado las primeras sospechas sobre la transparencia de los comicios. La presencia de la OEA pero la negativa a aceptar observadores españoles de la UE (Unión Europea) tampoco ayudaban mucho a confiar en el proceso.


Lenín Moreno, de 63 años, hizo una excelente elección (39,20 por ciento según el último dato oficial) pero no llegó a donde quería. La Constitución de Ecuador, en materia electoral, es idéntica a la de Argentina tras la reforma de 1994. Necesitaba alcanzar el 40 por ciento de los votos y tener una diferencia de diez puntos sobre el siguiente candidato para ser investido.
En estos días opositores como la candidata del Partido Social Cristiano, Cynthia Vitteri (16 por ciento votos) anunció que en el balotaje votaría por Lasso (28,37 por ciento). Es de suponer que el hijo de Abdalá Bucaram,  que también dio la voz de alarma durante el recuento y el socialdemócrata Paco Moncayo, seguirán sus pasos. Las matemáticas no son una ciencia exacta cuando se trata de elecciones pero los indicios y el descontento con el tercer Gobierno de Rafael Correa, parecen anticipar un cambio en el poder.

De aquí al 2 de abril, cuando se abran de nuevo las urnas, veremos cómo juegan sus bazas los dos finalistas a la Presidencia y si no hay sorpresas de última hora o campañas sucias. De triunfar Lasso, la región continuaría con la ola de Gobiernos más o menos liberales. Del “Socialismo siglo XXI” y sus sucedáneos, únicamente quedarían como representantes Evo Morales en Bolivia y Nicolás Maduro en Venezuela. Pero ambos, por distintas razones, tampoco estarán mucho más tiempo en la presidencia.