lunes, 28 de septiembre de 2020
«A lo hecho, pecho», por Alfredo BEHRENS

Por Alfredo BEHRENS, para SudAméricaHoy

No es ocioso preguntarse ¿qué haríamos si tuviéramos una varita mágica y pudiéramos sacar de la Presidencia de la república al personaje que no nos gusta?

Digo que no es una pregunta ociosa porque de Iberoamérica oigo muchos gritos de “abajo fulano”, en general por buenas razones, pero no veo mucho de la actitud de la que se necesita para ofrecer alternativas constructivas. Sin ofrecer alternativas pareciera que entre los que claman por “¡Abajo fulano!” predominase el, “Quítate tú para ponerme yo.” Esa sensación es paralizante, porque socava la fuerza de la convicción del cambio necesario.

¿Y cuál sería la dirección del cambio necesario? Si algo de bueno tiene la pandemia es que ha puesto al desnudo nuestras carencias. En una región tan desigual, con tan altos niveles de violencia, el cambio necesario de inmediato apuntaría a lo más básico: crear fuentes de trabajo. Permítaseme citar el caso brasileño por ser la mayor economía de la región. Cada uno podrá entonces traducir los números y soluciones para la suya.

En Brasil, una de cada tres personas en edad de trabajar no encuentra trabajo o trabaja menos horas de las que quisiera. Su productividad es baja porque su nivel de instrucción también lo es. Sin perspectivas de trabajos atractivos, los niños y jóvenes se alejan de las escuelas y también se disuelven con más facilidad los lazos familiares. Fue el caso de Bruna, quien a los 16 años dejó su casa para formar un hogar con Roberson, ayudante de carpintero. Bruna ayudaba con la comisión de la venta de cosméticos de puerta en puerta. Al nacer su primera hija Bruna pasó a dividir sus comisiones con una prima, que es quien ahora visita a sus clientes. Esto ocurrió hace casi diez años. La hija de Bruna tendrá ahora unos nueve años. ¿Estará en la escuela? ¿Su padre aún la cuida?

Bruna no es única, en Brasil hay casi un millón de niños y adolescentes responsables del ingreso económico a sus hogares. Todos los años hay alrededor de medio millón de jóvenes que, como Bruna, se agregan al total de gente en edad de trabajar, cuando ya hay 13 millones desempleados.

No vale escudar vuestra responsabilidad en que Brasil es diferente. Pew Research apunta que al menos países tan diferentes como México, Perú y Paraguay muestran números semejantes a los de Brasil en lo que se refiere a niños viviendo en hogares con un solo adulto, que en nuestros países sería una importante evidencia de niños en situación de vulnerabilidad.

Osea, lo que hay que hacer en primer lugar en toda la región es crear fuentes de trabajo y, con el ojo en el futuro, apoyar a los hogares más vulnerables para retener por más tiempo a los niños en las escuelas y en el seno familiar.

La tarea es de todos. Quien no tenga esto claro no merece ser siquiera candidato a elección o a líder de una empresa.

Al próximo que grite ¡Abajo fulano! pregúntele qué pretende hacer para resolver siquiera lo más urgente.