jueves, 29 de marzo de 2018
La fuerza del poder de Andrés Manuel

“Nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado por la mentira”
Nicolás Maquiavelo
(1469-1527)

Por Cecilia PONCE RIVERA, para SudAméricaHoy

21 de marzo, 2018. La entrevista televisiva de Milenio lleva la intención de ser seria. Se extiende por encima de la hora y media. Las preguntas giran en torno al candidato a quien las encuestas confirman en la primera posición. Se le cuestiona acerca de su postura en diversas áreas. Respecto a la reforma energética y la educativa, la cancelación del nuevo aeropuerto y la construcción de otro en su lugar, la fiscalía independiente, el plan de seguridad, la admisión de estudiantes a universidades-libre de exámenes de admisión -y finalmente sobre derechos humanos- incluyendo temas como el aborto y matrimonio igualitario.

Su postura desenfadada, acompañada de la voz letárgica y el habitual movimiento suave y pausado de su mano derecha lo delatan. Andrés Manuel confía en sus habilidades: sabe contestar preguntas sin tener que responderlas. Sabe saciar de aire lo que debiera ser contenido.

Los entrevistadores se esfuerzan. Formulan preguntas inteligentes y sintetizan impedimentos prácticos y legales -que si sería necesario implementar reformas constitucionales, que si eso no sería facultad del ejecutivo, que si dicha o tal propuesta sería económica y/o materialmente imposible de cumplir, ya sea por estas o tales razones- cualquier argumento válido es ignorado por López Obrador, quien arroja alguna que otra cifra, bromea y cita personajes y acontecimientos históricos, despertando astutamente simpatía en el espectador.

La plataforma del candidato de MORENA- partido del que además es presidente y fundador- es sencilla: moralidad y voluntad política, ambas, cualidades subjetivas de las que sin pudor se ha auto nombrado juez supremo y sobre las que ha decretado ser dueño; por cierto, celoso y exclusivo.

López Obrador es demagogia pura. Tan pronto asuma la presidencia, señala, pondrá bajo escrutinio de la sabiduría del pueblo (en relación con materias diversas entre las que destacan economía, aeronáutica, seguridad etc..) los temas más sensibles de campaña. En fin, asegura incluso, someterá su mandato a revocación cada dos años, ya sea a través de consulta pública, referéndum o plebiscito. Sobre la democracia representativa, concretamente el voto, afirma, es tan solo un medio para acceder al poder. Para ejercerlo – para qué hablar de la esencia de la República- está la democracia participativa.

Y aunque discurre sobre la importancia del consenso y habla afectuosamente sobre la participación ciudadana, al mismo tiempo declara sentir desconfianza por su organización. Es decir, por la [sociedad] asociación civil o las iniciativas independientes. Es ahí donde el discurso de lo que más convenga, empieza a descomponerse y el hedor a marxismo comienza a evidenciarlo.

Sin embargo, Andrés Manuel se maneja con pericia, conoce bien a su auditorio y utiliza el tiempo aire a su favor. De frente a lo innegable y ante la perplejidad de mentes brillantes como las de Silva-Herzog Márquez y Aguilar Camín, se ha embolsado, con promesas de inmaculada abstracción, carentes todas ellas de sustento práctico, varios puñados de electores. Jóvenes sin trabajo o estudio, empleados de gobierno y maestros sindicalizados, para todos, garantiza, alcanza el manto redentor.

Con todo y a pesar de sus mañas y perspicacia, seamos sinceros, Andrés Manuel no es ningún genio revestido de talentos inmejorables. Y aunque asegure que “sin ego”, pasará a la historia como Juárez y Madero, la realidad es que lo que podría llevarlo al triunfo en las urnas el próximo 1º de julio, no será ni su, por él, presumida incorruptibilidad, ni su persistencia radical por alcanzar la silla presidencial, ni tampoco- aunque si bien forman parte del discurso- razones de peso como la pobreza extrema o la desigualdad.
La alquimia que hace del momento político, la oportunidad perfecta para que Andrés Manuel López Obrador sea elegido vencedor, está compuesta de tres elementos concretos desprovistos de espectacularidad: el hartazgo generalizado respecto a niveles infames de corrupción alcanzados en la última administración;el paupérrimo nivel de conocimiento sobre el significado de democracia en la población y por último, el financiamiento del movimiento (paralelo a los recursos que por ley otorga el gobierno a MORENA) en conjunto con actores vitales detrás del candidato.

Testimonios en la Edad o Historia Contemporánea respecto al peso en el triunfo en elecciones democráticas de personajes creados a partir del apoyo de recursos intelectuales, financieros y de estrategia, proveídos por sujetos que operan tras bambalinas aprovechando momentos de crisis, sobran.

El más significativo quizás, Adolf Hitler, moldeado, alimentado y apoyado por individuos como Eckart (poeta y periodista), Röhm (agitador y organizador de milicias), Hess (genuino admirador de Hitler y se presume coautor de “Mein Kampf”), Göring (héroe de guerra y empresario celebrado en las altas esferas) y más tarde otros como Himmler (perverso estratega), Goebbels (publicista), por mencionar algunos.

De la misma forma, hoy detrás de Andrés Manuel se encuentran empresarios, políticos y sindicalistas, entre otros grupos bien posicionados en puntos clave de la sociedad, en su mayoría oportunistas, quienes al igual que los mecenas del también llamado movimiento de “regeneración nacional” y que, en aquel entonces, llevaron a Alemania a amputarse las extremidades y a hundir a su pueblo en el más oscuro de sus pasajes, buscan dar cabida a sus ambiciones personales.

Son hombres y mujeres con sentido pragmático que están al tanto de la inviabilidad del proyecto del candidato de MORENA. Inmunes a ella, en su juicio, la tragedia parece serles irrelevante.

Es a ellos a quienes deberá hacérseles corresponsables de la incisión que está a punto de perpetrarse en el centro del corazón del país. Porque si bien el candidato lleva la estaca, no cabe duda de que, sin el favor de estos agentes, la herida, a todas luces mortal, sería imposible de ser consumada.