sábado, 9 de septiembre de 2017
Candidatos de México y estadistas del mundo

El presidente, Enrique Peña Nieto, en la zona del terremoto de México

El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.

Winston Churchill

Por Federico PONCE ROJAS, para SudAméricaHoy

A mi paso por Berlín  tuve oportunidad de ver y escuchar el «debate» Merkel-Schulz en vísperas de las próximas elecciones para elegir canciller de Alemania. A mi juicio, muy personal, obtendrá la victoria la Sra. Merkel quien ha demostrado ser mujer apreciada por la mayoría de su pueblo, líder de la unidad europea y estadista.

A lo largo de casi 12 años de gobierno son más sus aciertos que los resbalones políticos sufridos, quizá el más notorio sea su política proteccionista para los inmigrantes que, desconcertantes y desconcertados, llenan una buena parte de la vida europea. Muchos, sin brújula ni propósito, llegan cobijados por la esperanza de volver a sus países de origen y la mayoría,  hundidos en la desesperación y frustración de un futuro incierto.

Debate de altura, propuestas claras y proyectos definidos con visión mundial, lejos el insulto, la diatriba y las descalificaciones personales. Ambos políticos las han sufrido de otros muy apartados a la dialéctica de la construcción. En su momento, lo hizo Berlusconi, escupiendo los más bajos insultos contra la canciller Merkel, el eurodiputado Schulz y el pueblo alemán a quien calificaba de vulgares «comepastas». Recientemente hay que recordar los dichos de Trump que con su ofensiva y errática conducta, constituyen su diario quehacer.

Esta misma semana escuché también en Bristol, G.B. en el Clifton College, a su Head Master decir ante padres de estudiantes de diversas latitudes: «La educación en este plantel está hecha a la medida de nuestros alumnos para alcanzar el éxito», me atreví a preguntarle si el éxito al que se refería estaba también pensado en el bien de las nuevas generaciones… La respuesta fue contundente: buscamos un mejor futuro para todos de manera incluyente, teniendo como herramienta básica la educación.

Nación dividida, y desconcertada por el «Brexit», esta semana el Gobierno anunció medidas enérgicas contra inmigrantes ya residentes en el país, con la amenaza de revocar visas de trabajo a extranjeros calificados y un endurecimiento de su política migratoria que ya se siente en sus fronteras incluso con los nacionales de la Unión Europea.

La aprobación de la ley del referéndum de Cataluña, para normar su separación de España, fue calificada de anticonstitucional por la UE, lo cual vulnera de entrada este procedimiento democrático (sic).

Los buenos propósitos e intentos palidecen ante elecciones amañadas que no eligen, son parapetos del poder, decisiones fraudulentas y equivocadas que ignoran la voluntad popular. Lo más grave, el futuro de las «próximas generaciones».

Venezuela se instala con manga ancha en una dictadura ignominiosa usando el engaño vil de elecciones viciadas.

En EE.UU. El paso del huracán Harvey no sólo devastó el estado de Texas, abrió heridas electorales y mostró las políticas contradictorias que niegan asistencia federal para la reconstrucción de las zonas más afectadas.

Un Estado en el que flota el sentimiento separatista desde siempre, vive hoy la postura de un senador republicano, Ted Cruz, que se mueve de acuerdo a los vientos de los huracanes. Cuando el huracán Sandy golpeó en 2013 Texas, cruz se opuso vehemente al otorgamiento de fondos federales para la reconstrucción del estado, por la solo razón de que el gobierno federal era demócrata. Está semana, en visita a zonas de desastre, se comprometió a impulsar el apoyo federal republicano para la reconstrucción, incluyendo ciudades como Houston en donde el voto para Clinton en las elecciones de noviembre fue por demás mayoritario.

El 32% de la recaudación impositiva en Texas es para el gobierno federal. Los texanos están convencidos de que aportan más en impuestos a Washington, que lo que ellos reciben, para cruz lo importante es ganar votos.

Una más de Trump, cancelar la protección temporal para menores (DACA) -que ingresaron al país ilegalmente- llamados dreamers. De entrada, el rechazo es general y más de 400 ejecutivos de influyentes empresas (Univisión, Facebook, Google, Goldman Sachs, Apple, Microsoft, etc.) han enviado cartas a los líderes del congreso mostrando su desaprobación. Uno de los argumentos más sólidos es que los más de 800 mil dreamers son vitales para la economía norteamericana.

Las elecciones recientes en México en varios estados de la república se vistieron de suspicacia, incredulidad y desconfianza que en nada abona al buen gobierno. Por venir en 2018, federales para elegir presidente de la república, 500 diputados y 128 senadores.

¿Candidatos? Muchos, con y sin posibilidades. Discursos desgastados, partidos que se desmoronan, otros casi mitológicos que recogen el hastío y el reproche de un pueblo cansado por la ausencia de líderes, de estadistas, de ideologías francas y con muchos intereses, investidos en un mesianismo ofensivo a la sensatez y cordura.  Hay hartazgo de años de campaña, al acecho de los «otros», acusándolos irracionalmente con calificaciones que les son inherentes. El exceso de hipocresía y cinismo cotidiano  parecería los hace inmunes al reproche por su corrupción e impunidad que titula sus acciones políticas. Los gastos son exorbitantes, tan solo el INE calcula que esas elecciones nos costarán 25 mil millones de pesos.

La falta de políticos, estadistas, amantes del bien común, del futuro de nuestra gran nación, nos conduce por los caminos del hastío y la reprobación. Vamos del rechazo absoluto a la incredulidad total.

El ambiente que hoy prevalece en nuestro país previo a la sucesión presidencial está inmerso en una terrible decepción social que se agrava con los constantes escándalos políticos de diversos matices algunos, producto de la calumnia que con maligna fruición anulan logros o aciertos y oscurecen el futuro.

Los partidos políticos se despedazan entre sí y, más grave, los enemigos al interior del fuego amigo pasaron a declarada guerra, cruenta y sin límites. Se perdió el recato político.

El PRI se mantiene a flote en aparente calma y unidad pero el peso de la corrupción, desgobierno, violencia, inseguridad y desconfianza son los tres desafíos difíciles de superar. El precio a pagar es muy alto, el voto de castigo se inclina a favor del eterno candidato, quien aprovecha los errores, sin sumar aciertos propios, sometiendo desatino y corruptelas a la teoría del «complot». La política de la acechanza y el ventajismo, es su divisa.

Ante la inminencia del próximo proceso electoral el panorama no puede ser más incierto y la pregunta es ¿Veremos algún candidato con cualidades de estadista?