sábado, 5 de junio de 2021
«¿Dónde está el infierno?», por Luli DELGADO

Por Luli DELGADO, para SudAméricaHoy

En su obra La Divina comedia, Dante Alighieri, (1265-1321), o simplemente Dante, como se refieren a él sus más allegados, describió su versión del infierno. En él existían nueve círculos concéntricos, que se van achicando y enterrando según la magnitud de los pecados.

El primero es el limbo, destinado a los no bautizados y a los llamados paganos virtuosos, que si bien no eran pecadores como tal, no conocieron a Cristo. Al segundo infierno iban los pecadores de lujuria, es decir, aquellos que dejaron que sus apetitos carnales superaran su razón. El tercer infierno estaba destinado a los pecadores por gula, y ahí la pena comenzaba a enseriarse. Los condenados eran sometidos a una incesante lluvia mezclada con granizo, y de paso eran atacados por Cerbero, el can del infierno.

El cuarto infierno estaba integrado por los avaros – los acumuladores de riquezas, y los pródigos – aquellos que derrocharon sus bienes. Cargando grandes pesos, cada grupo iba en sentido contrario al otro hasta encontrarse y maldecirse mutuamente, y así sucesivamente por toda la eternidad.

Al quinto infierno iban los iracundos y los rabiosos, así como los perezosos, quienes encharcados en la laguna Estígea, un pozo de estiércol en el que los condenados se maltrataban entre ellos, mientras se hundían en las aguas malditas.

El sexto círculo albergaba a los herejes, quienes eran condenados a yacer en sepulcros en llamas y sin tapa. Ya el séptimo se componía de tres anillos: el exterior, que estaba destinado a los que se dejaron llevar por la violencia hacia el prójimo, los asesinos y los tiranos, y eran vigilados por toda la eternidad por centauros armados de arcos y flechas.

Al anillo del medio, iban los suicidas, quienes convertidos en árboles eran picoteados por las Harpias, genios del mal con cuerpo de rapiña. Por último estaba el anillo interior, destinado a los blasfemadores, los usureros y los sodomitas, todos lanzados a un desierto ardiente con lluvia de llamas. Los blasfemadores echados en la arena, los usureros sentados y los sodomitas deambulando en grupos.

El octavo círculo albergaba a los pecadores relacionados con el fraude y falsificación. Este infierno tenía nueve recintos, a los que mandaban de menos a más a los condenados por estos pecados. Por último, el noveno círculo estaba destinados a los pecadores por traición. En ese grupo estaba el mismísimo Satanás, por haber traicionado nada menos que a Dios.

¡Crux credo!

Les tengo que confesar que nunca me había interesado mucho saber detalles sobre los nueve círculos del infierno de Dante. Para mí era el destino de los pecadores y punto. Ahora veo que no en balde llaman dantesco a algo que es horrible, pavoroso, fin de mundo, pues.

Después de repasarlo muy someramente, porque tampoco se trata de que me convertí en una experta, viene mi segunda confesión: a medida que fui describiendo cada círculo, me vinieron muchos nombres a la cabeza, sobre todo de traidores, creadores de violencia contra el prójimo, dictadores, asesinos, pecadores por fraude y por ahí va. Seguro que a ustedes también.

¿Y de dónde me salió eso de escribir sobre el infierno de Dante? Pues de una nota de prensa que informó esta semana que la NASA va a enviar dos misiones a Venus, con el objetivo de averiguar por qué este planeta se volvió el mundo del infierno, mientras la Tierra se volvió un planeta habitable.

¿Para qué salir a buscar un infierno tan lejos si tenemos uno aquí que nos es propio? Yo creo que los de NASA no han terminado de entender. Si revisaran con calma La Divina Comedia a lo mejor repensaban sus misiones.