domingo, 15 de marzo de 2020
«El amor en tiempos de coronavirus», por Federico PONCE ROJAS

Federico PONCE ROJAS, para SudAméricaHoy

Una cosa es querer evitar una crisis de pánico en México y otra es ignorar datos y realidades. En el exterior, vemos ciudades y países aislados, números de víctimas en aumento, gobiernos que intervienen con medidas draconianas, laxas y hasta irresponsables. El caos se ha instalado.

Al momento de escribir estas líneas hay 5.396 muertos en el mundo. Esta, es una cruda realidad. En este panorama, Mexico no escapa a los efectos y reacciones de la pandemia. Tenemos un presidente que propone públicamente abrazos e ignora la magnitud del problema (26 personas contagiadas y un muerto). Manuel López Obrador permanece en campaña política permanente, celebrando mítines y propiciando aglomeraciones. A la par, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México anuncia que este fin de semana se llevará a cabo el evento “Vive Latino” y el HellandHeaven en el EdoMex, (se calculan 140mil espectadores en el primero). De igual manera, se jugará el partido de fútbol, un clásico America-Cruz Azul (80mil espectadores aproximadamente).

En paralelo, -difícil de explicar- se pospone una clase de boxeo y la finalidad de la Olimpiada Comunitaria. Las cancelaciones, dicen, no tienen implicaciones económicas. “Oh, incongruencia”. La actividad social se resiste a las medidas preventivas que incluyen aislamiento y una vez más, la confrontación y división política se hace presente en las “benditas redes sociales”, con demostraciones y violencia de unos y otros. Partidismo y expresiones virulentas; los términos fifis, chairos, conservadores, neoliberales, etc., aparecen con vehemencia para denostarse entre sí.

Las medidas radicales tomadas en España, convertida en las últimas horas, por su ritmo, en el epicentro del Covid-19, se debe en mucho a la tardanza para prohibir reuniones masivas y otras medidas preventivas. No podemos y no debemos desoír a la relatoría y las medidas (no hay cura) de órganos oficiales como la OMS, instituciones y personas especialistas en la materia. No se les puede acusar de generar pánico. No es un asunto de política, es un tema de salud que afecta al mundo. Es, una pandemia.

Evadir la realización de pruebas para detectar el Covid-19, sea por escasez de las mismas o por decisiones irresponsables y mezquinas, puede suponer la muerte. Los responsables de la salud pública, sino garantizan los test, están condenados de ya y así permanecerán históricamente.

La cultura y el arte también son víctimas del Covid-19. La UNAM suspenderá todas sus actividades artísticas, académicas y culturales a partir del 23 de marzo próximo, se proyecta difundir un basto programa cultural y académico a través de TV UNAM, y RadioUNAM. Instituciones privadas de enseñanza y algunas empresas han decidido suspender actividades. Todo, por decisión propia, por responsabilidad. Los museos hoy abiertos están en espera de ser cerrados ante el inminente aumento de incidencias.

El amor en los tiempos de cólera, la novela de Gabriel García Márquez que he remedado para titular esta columna, es una alarmante y falsa declaratoria de cólera en un barco que terminará navegando indefinidamente río arriba… Hoy, nuestro barco, el de la realidad del coronavirus, no puede navegar indefinidamente. Crisis y caos van de la mano.

Con 26 casos confirmados “oficialmente“ en nuestro país, el responsable del combate a esta pandemia, el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, declara que comenzará a implementar las medidas diseñadas para el escenario dos, en la que se preven cientos de casos. Por lo pronto, la cancelación de eventos de concentración masiva no se produce y solo serán analizados durante las próximas 24 horas. Esperemos que no sea demasiado tarde.