viernes, 14 de julio de 2017
G-20, de Hamburgo a Buenos Aires

Por Cecilia PONCE RIVERA, para SudAméricaHoy

La cumbre del G-20 reunió en la ciudad de Hamburgo a los mandatarios de las principales veinte economías industrializadas y emergentes del planeta. El objetivo consistía en tratar estrategias de crecimiento económico a la par de interrogantes como qué curso deberán tomar las políticas de comercio exterior, la creación de nuevas plazas de trabajo, la regulación bancaria y explícitamente, en conexión al tema migratorio, la ayuda financiera que deberá prestarse para el desarrollo económico del Continente Africano. Por ésta razón,  la anfitriona, la canciller alemana Ángela Merkel,  invitó al Presidente de Guinea y jefe de la Unión Africana, Alpha Condé y al presidente de Senegal y de la Nueva Alianza para el desarrollo de África (Nepad), Macky Sall. El propósito era encontrar una solución, a largo plazo, a la guerra contra el crimen organizado (específicamente tráfico de indocumentados) y la crisis de refugiados en Europa, asunto de mayor relevancia para la Unión Europea.


Adicionalmente, se trataron temas de fondo como el combate a la corrupción, la seguridad y espionaje cibernéticos y los relacionados con política energética y cambio climático, donde el punto de partida fue el Acuerdo de Paris, convertido en cruzada por el gobierno progresista del presidente francés Emmanuel Macrón, primero al haber criticado abiertamente la salida del presidente Trump durante un mensaje televisado que se hizo viral en los medios y redes sociales y finalmente al declarar en el G-20, que aunque el Acuerdo constituye un gran logro, es insuficiente y deberá en un futuro cercano aportar planes concretos respecto a su financiación para una ejecución efectiva.
Antes de dar comienzo la cumbre, el rey de Arabia Saudita, Salmán bin Abdulaziz de 81 años, anunció que no asistiría por la crisis diplomática con Catár y que sería el ministro de finanzas saudí, Mohammed al-Dschadan quien viajaría en  representación suya.

El que finalmente sí llegó a la cumbre, después de que allegados a su gobierno lo convencieran de la relevancia de la reunión, independientemente del proceso penal que enfrenta por corrupción, asociación ilícita y obstrucción de justicia en Brasil, fue el líder de la novena economía más importante del mundo, el presidente brasileño, Michel Temer. Su presencia fue de suma importancia, dada la crisis de desempleo que se vive en el Brasil que alcanza casi los 14 millones de personas y que se busca sea superada a través de reformas y la atracción de inversiones, así como de la materialización de nuevos acuerdos comerciales.

 

Foto de familia de los líderes del G-20

Con Temer, llegaron el resto de los jefes de Estado, además de invitados especiales, 3000 reporteros y el doble en número de delegados y miembros de organizaciones internacionales a la ciudad de Hamburgo. De las distintas naves oficiales, se vio descender a los líderes Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, los EE.UU, Francia, Gran Bretaña, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea.
Otro arribo que causó sensación fue la del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, acompañado de su esposa y su hijo de tres años. También la primera dama de la República Argentina, Juliana Awada, elegida por los medios como la persona más elegante del encuentro, cautivó por su agradable naturalidad y sus habilidades diplomáticas, visibles durante la cena de parejas donde departió con el presidente Donald Trump yen  el recorrido que realizaron los consortes de los mandatarios por la ciudad de Hamburgo en el que se le vio platicando muy de cerca con la primera dama de Francia, Brigitte Trogeneux, dejando claro que, al lado de su esposo. el presidente argentino Mauricio Macri, son la mancuerna perfecta para dar a conocer una nueva cara de la Argentina.

Ella fue la más elegante y él una voz solitaria, con Mariano Rajoy, contra el régimen de Maduro

Por su parte Macri, se mostró positivamente diligente. Por un lado como representante del Mercosur en las negociaciones del tratado de libre comercio con la Unión Europea, para lo cual llevó a cabo una junta previa a la del G-20 con el presidente francés, Emmanuel Macrón, en un esfuerzo por desatar el “nudo” galo, así descrito por Macri, que en los últimos años ha dificultado la conclusión del acuerdo por cuestiones agrícolas y por otro al fijar la próxima ronda de negociaciones que se llevará a cabo el próximo mes de octubre en Brasilia. Así mismo sostuvo reuniones con los mandatarios de India, Turquía y Singapur, este último invitado especial a la cumbre, en un esfuerzo para promocionar acuerdos comerciales como parte del nuevo impulso que le está dando a la economía argentina.
La reunión que no se concretó fue con la primer ministra británica, Theresa May, quien por razones de agenda solicitó que fuera reprogramada, lo cual debido a lo apretado de los tiempos del encuentro, resultó imposible para el equipo de Macri. Sin embargo, quedó abierta la posibilidad para una reunión en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, donde ambos líderes profundizarían sobre los lazos comerciales entre los dos países, la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo, así como el conflicto de las Islas Malvinas, entre otros asuntos.
Para cerrar con broche de oro, el mandatario argentino utilizó la oportunidad que le brindó la mesa de discusiones del G-20 para pronunciarse en contra de la crisis política y económica que se vive en Venezuela, arremetiendo en contra del gobierno de Maduro, denunciando, sin titubeos, la violación de los derechos humanos que se suceden en aquél país. Para sorpresa de los presentes, su acertada intervención, se vio respaldada únicamente por el primer ministro español, Mariano Rajoy, ya que ninguno de los presidentes latinoamericanos, del Brasil o de México, se pronunciaron al respecto.

Mientras todo esto ocurría las imágenes las calles de Hamburgo ardían, asemejando un sitio de guerra debido a los actos vandálicos perpetrados por agrupaciones de extrema izquierda como Rote Flore, organizadores de la bulla “Welcome to Hell”, que formaron parte de los más de 10.000 personas que se dieron cita en la ciudad alemana para protestar en contra del “yugo” capitalista y la liberación de los mercados.
Pero no solo en las calles se lanzaron bombas molotov, también dentro de la sesiones se dieron algunas “explosiones”, como la que dejó caer el primer ministro japonés, Shitzo Abe para los EE.UU, al anunciar el tratado de libre comercio con la Unión Europea y el hecho que seguirá adelante con las negociaciones del TTIP– acuerdo en que a principios anunciara su retirada el presidente de EE.UU, Donald Trump.

Los disturbios, una vez más, tuvieron su protagonismo en la cumbre del G-20 de Hamburgo

Otra que también logro asestar un par de golpes, fue la debilitada Theresa May, al repudiar a China su falta de presión con respecto a Corea del Norte. El que no podía dejar de lanzar una “granada”, fue el presidente de los EE.UU, Donald Trump, al declarar, en rueda de prensa frente a un atónito primer mandatario mexicano, que sería México quién pagaría el famoso Wall. La acción fue calificada por el periódico The Guardian como una humillación para el presidente Peña Nieto, quien no hizo ni una “mueca” en desacuerdo- quizás, porque tras bambalinas se estaban llevando a cabo pláticas entre ambas delegaciones respecto a la negociación del TLC (NAFTA).
Previamente a la cumbre, el presidente mexicano, se había reunido en Francia con el presidente Macrón y durante la G-20 sostuvo otros encuentros privados con el primer ministro español, Mariano Rajoy (invitado especial a la cumbre) y el italiano, Paolo Gentiloni, así como con el primer ministro Trudeau. Además, al igual que su homólogo argentino, sostuvo una reunión con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, – quien al regresar a casa se encontró con una marcha de protesta en la que tomaron parte 100, 000 personas, liderada por su opositor, Kemal Kilicdaroglu- para dar seguimiento a los acuerdos comerciales alcanzados durante las visitas de Estado sucedidas en Turquía en 2013 y a México en 2015.
En la noche, aunque los ánimos seguían caldeados al exterior del recinto, los mandatarios y sus parejas disfrutaron de la Oda de la Alegría de Beethoven (el himno de la Unión Europea) y la Sinfonía número 9 bajo la acústica perfecta de la Filarmónica del Elba (Elbphilharmonie). Al terminar el concierto se ofreció una cena en donde, según el protocolo alemán. se alternaron las parejas en el orden para sentarse a la mesa, quedando el matrimonio Macri muy bien posicionado, el presidente al lado de la anfitriona Merkel y su esposa Juliana Awade al lado del presidente de los EE.UU, Donald Trump. Por su parte el presidente mexicano departió al lado de su homólogo el presidente chino Xi, mientras que Justin Trudeau se la pasó platicando con Christine Lagarde.
La mañana siguiente al terminar la cumbre, la ciudad de Hamburgo amaneció prácticamente en ruinas. Más de 476 policías estaban heridos, algunos de ellos graves (Berliner Morgenpost 09.07.2017) y alrededor de 186 personas resultaron detenidas (Focus 11.07.2017) por presunta comisión de delitos durante las manifestaciones.

Mauricio Macri toma el testigo del G-20 de Angela Merkel

Mientras los hamburgueses recogían lo que había dejado la cumbre a su paso, los porteños comenzaban prepararse para el siguiente encuentro G-20, a celebrarse en la ciudad de Buenos Aires en 2018.