martes, 15 de enero de 2019
Guardia nacional sin definición

Por Federico PONCE ROJAS, para SudAméricaHoy
El Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana pidió un replanteamiento en la estructura jurídica de la Guardia Nacional para que se modifique la Constitución General. Lo hizo en la Cámara de Diputados que es donde corresponden realizar las reformas a la Carta Magna. Dichas reformas tendrían que incluir indiscutiblemente la complejidad que implica cambiar al artículo 13, que se refiere a la jurisdicción militar y las de las leyes secundarias que de éste se derivan, “Código de Justicia Militar” entre otras.

La soberanía nacional ha sido tutelada cabalmente por nuestras Fuerzas Armadas, su lealtad inquebrantable a nuestro país ha sido el eje rector de su actuar cotidiano y a lo largo de la vida democrática de la república, compañera infalible de su historia. La fórmula propuesta me parece inconsistente e inaplicable pues no podemos soslayar que la columna vertebral de las Fuerzas Armadas es la disciplina.

Mandos civiles, militares, etc. en un sólo cuerpo son, en suma, una mezcla que podría ser inconstitucional y violentar el espíritu de nuestra Norma Suprema.  La pregunta se impone ¿Este galimatías, cuántas horas hombre consumirá al constituyente permanente y al Poder Legislativo para desbocar en un cuerpo jurídico amorfo? y me atrevería a decir, sin sentido. La soberanía implica, en la vida interna de un Estado moderno, elementos consustanciales a su ejercicio como son, entre otros elementos, la formulación y aplicación de un cuerpo legal especifico conocido como estado de derecho que se vuelve obligatorio para los representantes del poder político (diputados, senadores, funcionarios electos y designados, Fuerzas Armadas y demás elementos que integran el aparato del Estado), así como a cada uno de los habitantes del territorio sujeto a esa soberanía específica, sean ciudadanos o no y las diversas formas que adopten las agrupaciones de la sociedad civil, todos bajo el amparo de la ley.

No obstante, en México, en la realidad cotidiana, el ejercicio y aplicación de la soberanía muestra zonas oscuras en las que la evasión de las responsabilidades políticas, económicas y sociales de actores diversos ponen en riesgo la supervivencia misma del Estado. Corrupción e impunidad han sido fenómenos crecientes que han terminado con la confianza en los cuerpos de Seguridad Pública. Sin embargo, en estudios y encuestas sobre la confianza en las instituciones, el Ejército Mexicano sale bien librado ¿Por qué de los militares se tiene otra percepción? Los mexicanos y en general los habitantes de la República nos hemos visto protegidos y beneficiados desde hace décadas por nuestras fuerzas armadas, por aire, mar y tierra.  Rescatados de los peores desastres naturales, los planes DNIII y Marina, siempre presentes, sin escatimar esfuerzos y de manera heroica, han salvado miles de vidas y preservados bienes de las personas afectadas.  Su estoica presencia y su actuar absolutamente desinteresado han dado como resultado el reconocimiento y gratitud de la mayoría de los mexicanos.  Y qué decir de sus grandes esfuerzos por mantener el orden y la paz en tareas de seguridad pública o en el cumplimiento de su deber constitucional y legal de preservar la seguridad interior del país.  Ejemplo de lealtad y disciplina, revelando, de manera fidedigna, a nuestra niñez y juventud nuestro pasado glorioso.

Resulta clara la perversidad con la que dichas Fuerzas Armadas han sido víctimas de calumnia, difamación e injurias cuyos orígenes siniestros han tratado de minar su institucionalidad.  Campañas electorales que como botín político denostaban acremente a estas instituciones, atribuyéndoles conductas execrables y delictivas, aseverando a diestra y siniestra que su permanencia en las calles como coadyuvantes de la seguridad publica no se requeriría más y que el regreso a sus cuarteles sería inminente.Tarea mayúscula lo es, el combate a la inseguridad y la corrupción; hoy, en actos de gobierno se echa mano, una vez más de la institucionalidad, lealtad disciplina y preparación de estas fuerzas armadas mismas que sin chistar aceptan las tareas encomendadas, haciendo a un lado los injustos ataques de los que han sido objeto; este giro de 180 grados entre el discurso político y la realidad social fortalece de manera innegable sus virtudes. Negritos en el arroz es el debate actual, sobre quien debe comandar la Guardia Nacional.  La subsecretaría en Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos ha señalado que se pedirá auxilio a la ONU para capacitarlos, siendo que, nuestras Fuerzas Armadas han participado en diversas misiones militares como observadores o como asesores de este organismo internacional.  Por lo que, se puede afirmar que éstas son sólidas y competentes y que, como fuerza coactiva del estado de derecho garantizan el pleno ejercicio de la soberanía nacional.

En estos tiempos de escasez vale recordar que hasta el día de hoy, el Ejército Mexicano continúa resguardando las instalaciones de PEMEX y realizando otras acciones como parte de las estrategias al combate de robo de combustible.